Las lentejas pegadas
Es curiosa la vida. Hace sólo unos meses
no sabía de ti ni que existías.
Ahora quién niega que te he visto siempre.
Y así van pasando las páginas. Supongo que no es tan difícil sentirse reflejado en sus palabras. Pienso en los ojos más tristes y hermosos que conozco, y continúo leyendo:
Me recosté en tu cuerpo, mientras tú preparabas
la comida.
Aunque era mediodía nos fuimos a la cama.
Luego la casa olía a lentejas pegadas.
Recuerdo que alguna vez fue todo distinto: el tiempo de las lentejas pegadas.
Tengo guardadas fotos
tuyas, sin papel kodak,
pero mucho más claras,
vivas, en la memoria.
Tengo guardadas fotos
tuyas del primer día.
Tengo todas tus caras,
tus gestos, tus sonrisas.
Te tengo en jean, en ropa
interior, en la cama,
desnuda, y en la ducha,
junto a mí, enjabonada.
Tomando el sol, bailando,
mirándote al espejo...
Tengo un álbum de fotos
tuyas en el recuerdo.