Julio Llamazares en Sevilla
Ayer estuvo en Sevilla, invitado por el CAL, Julio Llamazares. No sé qué pensarán ustedes de su obra o de su persona. Yo sólo les voy a contar una cosa. En 1989, un grupo de estudiantes de la facultad de filología de la Universidad de Sevilla, pensaron en montar un ciclo de Narrativa Hispánica. Se trataba de acercar a autores de los que más nos interesaban a sus lectores, pero también a ellos mismos. Contactaron con una decena de escritores y, finalmente, la nómina quedó reducida a cuatro autores: Antonio Muñoz Molina, Juan José Millás, Alfredo Bryce Echenique, y Julio Llamazares. Creo recordar que ese fue el orden. Los encuentros fueron en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla. El público lo llenó cada día. Los autores salieron contentos. Sólo hubo un problema. El mismo día del acto con Julio Llamazares se pudo leer en el periódico que este recibía un premio en otro lugar de la geografía española. Contactamos con el encargado de ir a recibirle y él no sabía nada. Pero nos contó que en los últimos días no había podido ponerse en contacto con el autor. Modelo de sobriedad, de exquisitez literaria, de buenas formas y de estar alejado de las modas y corrientes principales. Lo escogimos porque todo eso nos gustaba. Lo escogimos porque sus primeros libros, los únicos publicados hasta entonces, nos gustaron. Todos vinieron y fue una experiencia magnífica. Todos menos Julio Llamazares, que ese mismo día recogía, no sé dónde un premio que le daba la cadena de supermercados que entonces se llamaba Continente. Eso sí, el premio era de un millón de pesetas de las de entonces. Pero nos podía haber llamado, ¿no creen?