Gene Tierney. La ruta del tabaco
Tengo cierta propensión al virus estomacal y, aunque me viene a menudo, se me olvidan los efectos de una vez para otra y siempre me creo que es diferente, pero a los dos o tres días es lo mismo. Lo malo es que no me deja leer, no puedo fijar la vista en las páginas ni pensar demasiado en lo que leo, y me pongo a ver películas. He vuelto a ver La ruta del tabaco, de John Ford, basada en la novela homónima de Erskine Cadwell.
John Ford quiso mostrarnos la vida de una familia sureña venida muy a menos, y cómo los modos capitalistas fueron acabando con estas maneras. La historia es trágica y divertida. Rodada con un plantel de secundarios de lujo entre los que destaca por encima de todos el patriarca familiar interpretado por un portentoso Charley Grapewin. Su rostro es popular. Participó en El mago de Oz, en Las uvas de la ira y, por ejemplo, en Murieron con las botas puestas.
Pero el motivo que me hace volver a esta película, una y otra vez, es otro: Gene Tierney. No tiene más de diez frases y sólo participa en dos escenas, pero es la sensualidad hecha mujer. Es curioso: en los papeles en los que menos apela a su belleza, es cuando más atractiva sale. Es uno de sus primeros papeles. Tenía aún veintiún años. Pero representa la pervivencia de ese mundo antiguo del que sus hermanas han querido salir yendo a trabajar a las nuevas fábricas de la ciudad. Su futuro no es demasiado halagí¼eño. Es cierto. Ya he hablado de ella cuando lo hice en El fantasma y la señora Muir, otra obra, esta sí, maestra, de Mankiewicz. En esta sí llevaba el peso de la película, como en casi todo lo que rodó después. Pero después de haber visto La ruta del tabaco, uno no puede quitarse de la cabeza esa primera escena en la que aparece sucia y harapienta Elly May.
Pues estamos al revés. Yo no he visto la película pero he leído la novela. La publicó el año pasado Navona (no en traducción mía, qué más quisiera). DEBES leer la novela: es apabullante. No digo más.
Cuando la leí, busqué imágenes de la película (porque sabía que existía) y vi a Gene Tierney. Maravillosa. Como tú dices, "sucia y harapienta". Ah...
Un abrazo.