El piso
Unos días en el piso, suficientes para comprobar los efectos del tiempo: la soledad, el frío, la oscuridad.
No había vuelto más que un par de veces, a traer o llevarme algunas cosas: el ordenador, algunos libros.
El piso ha estado vacío todo el invierno, aislado.
El piso, como mi alma.
Los libros estaban solos. Sentían frío. Ya nadie los miraba ni los leía. No había quien los quisiera.
Se ve que me dejé algunas luces encendidas. Se ha ido la luz.
Una alegría: la planta del dinero ha resistido. No sé si hubiera aguantado más. (Todo a contracorriente.)
El piso está apagado.
Habrá que ir habitándolo, poco a poco.
Pero hace tanto frío...
Sí, mucho frío afuera. Y a veces, tan adentro.