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Donde desemboca el Esgueva


¿No te he conocido nunca? Mi corazón llora por ti
como por un comienzo muy grave que se aplaza.
(Rainer M. Rilke)



Para hacerte una idea de la magnitud del problema
tienes que volver a ese sitio
donde, si te concentras,
escuchas lo que te dicen las hojas
que empuja el viento,
mientras el agua golpea con fuerza
las piedras que se cruza en el camino.

¿No sientes frío?
¿No sientes la naturaleza,
salvaje y silenciosa,
tan cerca del caos
ordenado de la ciudad?

Tienes que imaginarte
que no es el sitio
el que te hace sentir bien;
al contrario, eres tú
quien hace el sitio diferente.
Sé que no es fácil,
para mí también son importantes los lugares,
y siempre hemos sabido
que no eres tú, que soy yo el responsable
de todos los problemas.

Pero es cierto, lo sé,
nuestros ojos son diferentes,
y, aunque no me he dado cuenta estos días
"”es una vieja historia
de viajes en el tiempo y desencuentros"”,
algo sí he descubierto,
mi amiga, mi enemiga:
lo que más nos perturba
es siempre lo que más queremos.
Es inmoral pasar la vida huyendo
"”eso también lo sabes"”,
aunque nadie nos haya demostrado
las ventajas de ser un moralista.

Volviendo con el tema
que nos ha convocado, te diré
que cada día pasan más personas
donde desemboca el Esgueva,
pero nadie lo ha visto como tú.
Ya sé que no sabemos
lo que miran los otros, ¿pero importa?
Nadie hizo lo que tú.
Nadie hizo tus fotos.
Nadie cerró sus ojos como tú.
También sé que es posible
que sentirme tan cerca te dé miedo.
Estoy temblando.

¿Aún no me reconoces?

Si salvas a tu amigo o enemigo,
él hará lo posible por salvarte.
No puedo prometerte nada.
Y no,
no es algo que debamos hacer solos.