Si lamentablemente hubiera fallecido en Lanzarote la activista saharaui Aminatou Haidar, ¿de quién habría sido la culpa? Algunos ya apuntaban a Rodríguez Zapatero y a Moratinos, otros al rey Mohamed V, ¿pero quién habría sido realmente el culpable de su muerte? El gobierno español se encontró de la noche a la mañana con un problema que toda la oposición usó para pedir responsabilidades. Incluso la justicia estudió el caso: un juez fue a visitarla y estimó que estaba en su derecho de continuar con la huelga de hambre. No creo que Rodríguez Zapatero hubiera sido considerado un asesino si hubiera fallecido. Y sí digo desde estas líneas que la actitud de los distintos gobiernos españoles, también el actual, en el caso del antiguo Sahara español es lamentable, por no usar palabras más graves. No sólo la actitud del gobierno español: también del francés y del norteamericano, que son quienes tienen más intereses (económicos, geopolíticos, militares) en eternizar la situación indefinida de la antigua colonia española. Mohamed V tiene ya mucho peso en sus espaldas. ¿Habría sido el culpable de la muerte de Aminatou Haidar? Si entendemos que las decisiones de su gobierno son suyas, yo diría que, en este caso concreto, es culpable de haber expulsado de El Aaiún a la activista política. Igual que lo es de tener uno de los sistemas policiales más crueles y sanguinarios de los países considerados democráticos, hecho que le viene como herencia de su padre, Hassan II, amigo personal de nuestro monarca. Igual que es culpable de torturas sistemáticas en sus cárceles y de muchísimas otras cuestiones que no es el momento, aunque sí, ¿por qué no? de enumerar. ¿Podríamos añadirlo a la lista de líderes mundiales que habría que ajusticiar? ¿Y quién los iba a ajusticiar? ¿El Tribunal de los Derechos Humanos? Pero si todo ocurre con la complicidad, y cuando no, con el silencio, de Naciones Unidas, que es quien no termina de exigir el censo real del supuesto referéndum justo y libre que habría de decidir el futuro del Sahara. Eso sí, la huelga de hambre de Aminatou Haidar supuso llevar a las primeras páginas de los periódicos de medio mundo el problema del pueblo saharaui, pisoteado, humillado y, casi diría, exterminado con la complacencia de todo el mundo. Y cuando digo todo el mundo no incluyo a Cuba, que es de los pocos países que colabora de verdad con el pueblo saharaui. Un fallecido por huelga de hambre lo hace siempre por una causa que considera justa. A veces lo es, otras no, o no tanto.
Es cierto que Cuba es un problema que siempre ha dividido a la izquierda. Es cierto que cuando le preguntamos a cualquier militante o simpatizante de izquierdas por la situación en Cuba, tenemos todas las respuestas posibles. La derecha suele hacer una pregunta que me parece capciosa a quienes no condenan enérgicamente el régimen cubano: ¿Tú te irías a vivir a Cuba? Yo realmente no lo sé, pero formularía la pregunta de otra forma que me parece algo más objetiva: ¿A qué país del Caribe te irías a vivir? O aun mejor: ¿En qué país del Caribe querrías haber nacido? Ahí sí, la respuesta sería clara. Y quitando algunas, pocas, excepciones podría incluir a todos los países de Centroamérica, e incluso del Sur.
Que un ser humano fallezca es siempre una noticia lamentable: en cualquier lugar el mundo. Que fallezca por causas no naturales lo es aun más. Cualquier cosa que se pueda hacer para salvar una vida hay que hacerla. ¿Cualquier cosa? Sí. Aunque no tengo demasiado claro qué se podría haber hecho. Que haya personas en las cárceles por delitos de conciencia es lamentable. En cualquier país. Cuando el ejército norteamericano asesina, por error humano, a civiles afganos, no basta con pedir disculpas. Y ahí no hablamos de Bush, sino de Obama. ¿Es culpable Obama del error? Cuando el ejército israelí detiene o asesina a cientos y a miles de civiles en los territorios palestinos, y no sólo a palestinos, es también lamentable. ¿A quién tenemos que pedirle responsabilidades? O cuando el ejército colombiano hace lo propio con poblaciones civiles... La lista es larga. Algunos justificarán y dirán que hay situaciones excepcionales en las que el uso de la fuerza es lícito. Yo nunca lo haré. Cuando se detiene a personas por lo que piensan, dicen o escriben, o por lo que no dicen o no piensan o no escriben, siempre, siempre, me encontrarán. Siempre me pondré del lado del encarcelado. Aunque me digan que son problemas de seguridad del país. Fidel Castro, o su hermano Raúl, o su régimen, encarcelaron a Orlando Zapata Tamayo. Y este llevo hasta las últimas consecuencias su lucha contra una situación que no consideraba justa. Es el momento de lamentar su muerte y de exigir responsabilidades a quien las tuviera. ¿Pero estamos hablando realmente de un asesinato?
Sí, estamos hablando de un asesinato. No importa que Zapata "se diera muerte": le condujeron a darse muerte.
Si estás empeñado en relacionar ambos casos, te remito a mi post sobre Aminetu Haidar en mi blog. En él acusaba a España de torpeza e ineptitud (y señalaba lo errático de su actitud ante el Sáhara, su inconsecuencia y a veces su mala fe) pero señalaba también al culpable auténtico de la situación de Haidar: el régimen marroquí. Si Haidar hubiera muerto es como si Marruecos la hubiera asesinado. En cuanto al gobierno español, poco podía hacer salvo alimentarla a la fuerza. No la encarceló, no la persiguió, no la torturó, cosa que sí hizo Marruecos. Cosa que Cuba ha hecho con Zapata.
Y, mira, me niego a que me den a elegir entre lo malo y lo peor. Si tuviera que irme a vivir a un país del Caribe, me iría a Costa Rica. Ese es mi modelo. No Cuba ni Nicaragua ni Honduras ni El Salvador. A un país donde comer tres veces al día no se te cambia por la persecución, la tortura, etc.
Un abrazo.