Un poema de Olga Bernad
Olga Bernad (Zaragoza, 1969) no es una poeta precoz. Pero la espera ha valido la pena y su primer libro, Caricias perplejas (Siltolá) está lejos del tanteo que suelen ser los poemarios primerizos. Un conjunto de poemas reflexivos, lúcidos, que indagan los múltiples sentidos de lo que llamamos vivir.
RECTAS
Sólo tú, nadie más, nadie me mira.
Solamente tu nombre me envenena.
Las rectas que imagino se parecen
a los días en los que pienso en ti:
encrucijada de crucifixiones
y delirio de dudas y destinos.
Algo como un dolor de despedida
y un fiero amor; navajas de juguete
en la espina dorsal de los caminos.
La vida es un enorme precipicio,
lo que queda delante de la vista.
Sólo la fe dibuja líneas rectas
y busca rectos versos en sus filos.
RECTAS
Sólo tú, nadie más, nadie me mira.
Solamente tu nombre me envenena.
Las rectas que imagino se parecen
a los días en los que pienso en ti:
encrucijada de crucifixiones
y delirio de dudas y destinos.
Algo como un dolor de despedida
y un fiero amor; navajas de juguete
en la espina dorsal de los caminos.
La vida es un enorme precipicio,
lo que queda delante de la vista.
Sólo la fe dibuja líneas rectas
y busca rectos versos en sus filos.
Gracias por esa lectura, José Luis, y muchas gracias por traerte una caricia a tu guarida. Ha sido una sorpresa muy bonita.