Un poema de Miguel Rojo
El señor canoso que me acompaña en la foto es Miguel Rojo (Zarracín, Tinéu, 1957), poeta y narrador y uno de los grandes escritores asturianos del momento. También uno de mis más íntimos amigos y algo aún más difícil de encontrar: un camarada (en el sentido no político del término). A lo largo de muchos años, juntos hemos vivido (y bebido) de todo y somos implacables críticos literarios el uno del otro, lo que sólo es posible cuando la confianza y el cariño son inmensos. Algunos títulos: Memories d'un seductor (novela, también publicada en castellano), Llaberintos (poesía), Historias del más acá (relatos), Territorios (amplia antología bilingí¼e de su poesía, seleccionada y traducida por mí) y otra docena de libros más, incluyendo el campo de la literatura infantil.
Su última obra, aún inédita, es un largo poema en castellano, El paseo, del que os ofrezco un fragmento que puede leerse como poema independiente y que me ha dedicado, porque refleja vivencias que compartimos, pérdidas y fracasos que ambos conocemos bien. Me hubiera gustado poneros la foto a la que alude el texto pero no es posible. Creo que aún así el poema mantiene todo su poder evocativo y melancólico. Que lo disfrutéis.
EL PASEO (fragmento)
a JLP
Tu presencia me asalta en mitad del Paseo.
Siempre te gustó bordear los abismos de los desencuentros, roja y estridente amapola expuesta con valentía al polvo,
a las inflexibles pezuñas de los dimes, sus hambrientas bocas.
Recuerdo las confesiones al clarear la noche.
Las comidas en casa.
La complicidad tonta de escaparse a tomar una copa como chicos malos.
Creíamos ser dueños de algo importante, qué ilusos, y no teníamos nada porque nada es cuando con tal facilidad todo fue arrastrado por la implacable sonoridad de los días y la distancia, los nuevos rumbos que tejen los nuevos amores.
Hoy todo yace desvanecido, tan borroso como barcos hundidos bajo la fría banquisa del olvido.
¿Es este el precio por envejecer?
¿La pérdida continua de aquello que nos hizo esenciales y queridos?
En tu luz está la sombra, en la mía un pasar de puntillas sobre la vida para no herirse los pies con los afilados bordes de la hierba.
Hoy todo yace desvanecido.
¿Recuerdas la foto de Cármenes?
¿Aquella cadena de abrazos de la que sólo tú y yo quedábamos?
Ahora también nosotros nos hemos ido, absorbidos inexplicablemente
por el cauce seco de aquel río donde un desconocido sacó la fotografía.
Ahoj, para empezar el otoño algo alegrito...............
Besinos, Ra