Un poema de José Luis García Martín
Ya todos mis recuerdos son ajenos,
lo que a mí me pasó le pasó a otro.
Hubo un niño que lleva mi nombre
y sólo existe en las fotografías.
La tarde aquella, el fresco amanecer,
los dos desnudos bajo las estrellas,
dicha y desdicha, sombras en el agua,
palabras en la arena que alguien borra.
Soñé lo que creí haber vivido,
viví lo que creí haber soñado,
besé con labios que no eran los míos.
Imagino que fui, que soy, que sigo siendo.
Mi nombre es ninguno y es legión,
soy todos y soy nadie, nada, Dios.
(De Légamo, Pretextos, Valencia, 2008).
se agradecen el lujo de tus versos
abrazos