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Noli me tangere

Si estuviera amargado...

Empezamos mal. Es verdad que me amargan algunas cosas. Empezando por las literarias, me amarga que nunca me hayan invitado a Cosmopoética ni al Festival de Poesía de Barcelona ni a... Me amarga que el Centro Andaluz de las Letras sólo me invite a leer a pueblos donde el público lo constituyen cuatro personas convocadas con engaños por el bibliotecario, aunque a la mitad de los poetas que vienen a Huelva con el CAL los presente yo. Gratis, por supuesto. Tengo la impresión de que prácticamente no me ha leído nadie. En Huelva al menos nadie. ¿Huelva?

Pero en realidad nada me amarga lo bastante. Ayer me levanté a las 9,30 y trabajé hasta las 12,30. Luego estuve en la Biblioteca Pública de La Antilla para sacar algún libro (tenía pendiente leer "Lord Jim", de Conrad, un autor cuyos relatos he traducido), más tarde un ratito de playa (el agua estaba fantástica) y finalmente comimos unas tapas con Fernando y Pilar, hablando sin parar. La tarde, eso sí, fue laboral, hasta la hora de la cena. Es lo que llamo un día perfecto. Sol, amigos, vino, conversación, literatura, trabajo. Mi pequeño reducto, mi espacio no tocado.

Vivo en Islantilla, junto al mar, como un exiliado de oro. Empobrecido y feliz. Y cuando me sale la amargura, hija de la vanidad, la aparto con un gesto de la mano, como el que espanta a una mosca molesta. Escribo mis poemas. Pero no escribo mi poesía para ahora mismo. La escribo para más allá de mi tiempo y mis circunstancias. Todo lo que mi vanidad (humana al fin y al cabo) me dice que debería acibarar mi existencia lo doy a poco. De escoger, me quedo con lo que tengo. He visto los esfuerzos de algunos trepas ansiosos por asomar la cabeza y me fatiga pensar en esos dispersos trabajos de escalada. Si alguien me quiere, ya sabe dónde estoy.

Y, puestos a amargarme la vida, hay muchas cosas que me amargan mucho más, muchísimo más. Todas estaban en el telediario de hoy.

(Borré este comentario porque mi hermana Rakel dijo que sonaba quejicoso, tipo "Oh, que importante soy y nadie me hace caso". No era en absoluto la intención. Habla más bien de las verdaderas prioridades en la vida. De todos modos, aprovechando que todo el mundo está de borrachera de saturday night, vuelvo a colgarlo brevemente, para darme el gusto. Mañana por la mañana lo volveré a borrar, porque lo que diga Rakel va a misa).
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pedrete
pedrete dice:
06/10/2013 03:53

Yo no veo el comentario tan "quejicoso"; si vamos a eso, Cervantes no lo era menos. Y además, qué cuernos, quejarse de vez en cuando también alivia. Como ya supo Calderón, quien pone al principio de "La vida es sueño" en boca de Rosaura: "Que tanto gusto había / en quejarse, un filósofo decía, / que, a trueco de quejarse, / habían las desdichas de buscarse". Aunque es cierto que Clarín le contesta, con muy buena gracia: "El filósofo era / un borracho barbón; ¡oh, quién le diera / más de mil bofetadas! / Quejárase después de muy bien dadas".

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
06/10/2013 13:40

Sabias palabras, Pedrete. Gracias.