Mi tráfico de esquelas
Aunque adoro mi profesión de traductor y no querría hacer otra cosa, en mi fuero interno siempre seré periodista. Han sido muchos años, y muy felices. A menudo sueño que vuelvo a estar en la redacción. Aunque en estos casos no suele ser un sueño feliz: estoy atrasado en mis páginas, noto que no voy a terminar para el cierre...
Yo en prensa he hecho de todo: cultura casi siempre pero también política, sociedad, hasta los horóscopos. Cada vez que veo a algún ingenuo leyendo el horóscopo me dan ganas de contarle cómo se elaboran en prácticamente todos los medios (y cuando tienen a un adivino "profesional" la cosa ya es para reírse, claro). En la redacción gritábamos: "A ver, quién es Escorpio, qué quieres que te pongaaa".
Cuando digo que he hecho de todo, voy a ilustrarlo con una anécdota bastante chusca. En uno de los primeros periódicos (no diré cuál) en los que trabajé, siendo muy joven, al director se le ocurrió una idea casi terrorífica: recopilar las esquelas del año anterior y llamar a las familias para invitarlas a insertar un recordatorio del primer aniversario. Pagado, claro está. Como mi periódico sólo tenía unos pocos meses de existencia, había que ir a buscar las esquelas a otros periódicos. Y ya sabéis que el último que entra es el que pringa con todos los marrones, así que me encargaron a mí la labor de documentación.
Allí me presenté yo en la Hemeroteca de la Biblioteca Pública de Oviedo a buscar esquelas del año anterior en los periódicos de la región. Un par de horas después fui a la encargada del archivo y le pedí que me las fotocopiase. Eran un montón. Ella de vez en cuando me preguntaba: "¿Y no quieres que te fotocopie también esta otra página o esta otra?". Y yo siempre: "No, no. Las esquelas, sólo las esquelas". Hasta que en cierto momento no pudo resistirse más y me dijo muy despacio, mirándome fijamente a los ojos, con algo de inquietud: "Oye, guaje, ¿qué ye, que a ti gústente les esqueles?".
Por fortuna, el disparatado y siniestro proyecto de mi director no se llevó a cabo. Unos meses más tarde el periódico quebró y yo pasé a otro a hacer pura y limpiamente periodismo. Pero esa es otra historia.
Se te olvidaron los ecos de sociedad de Les Noticies....¡eran muy buenos!