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Mi amigo nazi

Tuve un amigo nazi. De esto hará unos 27 años pero aún me acuerdo de él perfectamente. Y no es un mal recuerdo: me caía muy bien.

Fue un verano de primeros de los 80. Mis padres alquilaron un piso en la Manga del Mar Menor para pasar el mes de agosto. Nos hicimos amigos de la familia que nos alquiló la casa y, como tenían hijos más o menos de nuestra edad, mi hermano y yo nos encontramos con una pandilla hecha, en plan verano azul. íbamos con ellos a la playa y por la noche a una especie de discoteca al aire libre. Mi primera borrachera, esa por la que todos pasamos tarde o temprano en la adolescencia, fue en la Manga. Yo tenía 15 o 16 años. Nunca he vuelto a beber calimocho: sólo olerlo me da náuseas.

Una mañana en que estábamos aburridos, el hijo mayor de los dueños, que tenía la edad de mi hermano, un par de años más que yo, dijo: "Vamos a ver a Klaus, así lo conocéis". Klaus era uno de esos alemanes que se jubilan y vienen a vivir a la costa española. Vivía en un chalet muy cuidado, con un salón enorme lleno a rebosar de libros. Los chavales de la zona iban a menudo a verle. A él le gustaba la gente joven y a los jóvenes la libertad de su casa. Allí podías fumar libremente (yo había empezado a fumar clandestinamente esa misma primavera) y tomarte un chupito si terciaba. Klaus era generoso. Además, sabía escuchar.

Adivino lo que algunos estaréis pensando: no había nada de eso, ni por asomo. Simplemente era un hombre mayor que se aburría con la gente de su edad y le divertía nuestra espontaneidad y la curiosidad que despertaba en nosotros. Creo que le gustaba ser un personaje excéntrico enmedio de esa locura turística y toallera del veraneo español y sólo los jóvenes estábamos exentos de prejuicios. Pero me estoy adelantando.

Nos recibió con cordialidad. Su aspecto era impresionante: muy alto, muy corpulento, con una cara grande, colorada, ceñuda a pesar de su amabilidad, que era una amabilidad irónica: se reía un poco de nosotros, cariñosamente, como el que trata con cachorros sin desbastar, justo lo que éramos. Ahora recuerdo que se parecía mucho al escritor holandés Hugo Claus, su casi tocayo. Al rato, se puso a interrogarnos a mi hermano y a mí, los nuevos. En mí debió ver algo, porque enseguida decidió que quería hacerme un examen. El examen consistió en diez preguntas de cultura general: geografía, literatura, política... esas cosas. Acerté siete de diez. De inmediato declaró, con su voz profunda, casi ronca, que yo era un insider, "no como vosotros", dijo abarcando al resto con la mano, "que sois unos outsiders". Todos nos reimos.

Desde aquel día fui a verle unas cuantas veces. Hablábamos casi siempre de política. Yo era entonces socialista y así me llamaba: "el socialista". En cierta ocasión, mientras examinaba su biblioteca, vi que en una estantería tenía un pequeño busto de Hitler. Me sobresalté y le dije: "Klaus, cómo es que tienes aquí a este tipo". Entonces se puso a hablar de Hitler en los términos más elogiosos. Nos enzarzamos en una discusión. Él sostenía que Hitler había pretendido darles a los judíos una patria, que la primera idea de un estado israelí había partido precisamente de Hitler. Yo le rebatía con todos los argumentos que encontraba pero, siento decirlo, me barría. Era muy culto, tremendamente inteligente, sabía mucho y sabía debatir; y yo, ya lo he dicho, tenía 15 años, quizá 16. No estoy diciendo que me convenciera de nada (ya sabéis perfectamente cuáles son mis ideas) pero dialécticamente no tenía nada que hacer frente a él. ¿Pensáis que un nazi, un negacionista, es por fuerza un descerabrado? Pues os aconsejo no ser tan ilusos como yo lo era entonces.

Tuve con Klaus muchas más discusiones. Creo que le gustaba hablar conmigo porque al resto, la verdad, no les interesaban ni la política ni la literatura ni nada de nada. Se alegraba mucho cuando aparecía por su casa con los demás. Por cierto, había estado en la guerra. Como no sé exactamente qué edad tenía cuando le conocí, sólo puedo aventurar que en la guerra tendría entre 20 y 30 años. Suficientes para ser un simple soldado o para ser algo más... Nunca lo supe y prefiero no haberlo sabido. Tampoco le vi más allá de cinco o seis veces.

Y esta es la historia de mi amigo nazi. Si estáis buscando una moraleja, no la hay. Si pensáis que le admiraba... bueno... No por sus ideas pero sí por su inteligencia, su generosidad y su cordialidad. Aprendí mucho: principalmente, a no dar nada por hecho, a no creer que una idea simple y clara de justicia se defiende sola, a formarme y a defender lo que creo con argumentos y datos, no con emociones básicas. Me gustaría discutir con él hoy. Las cosas no serían igual, puedo asegurarlo. Pero supongo que habrá muerto. Es una costumbre que suele tener la gente.

A veces veo reportajes sobre cazas de antiguos nazis ocultos y siempre pienso: seguro que Klaus no, que sólo era un nostálgico muy errado.

Uno siempre espera lo mejor de sus amigos.
archivado en:
Jose Luis Sevillano
Jose Luis Sevillano dice:
12/10/2010 03:11

Me parece que el sábado noche hiciste lo mismo que yo, ver la Noche Temática, en la 2. Estuvo muy bien el documental de caza de nazis. Me ha encantado la entrada, vaya historia más buena.
Saludos.

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
12/10/2010 13:22

Acertaste, José Luis. Vi el reportaje sobre la caza de nazis y me acordé de Klaus. Espero que no tuviera nada que ver con aquello.
Un abrazo.

Sir Charles
Sir Charles dice:
12/10/2010 14:40

Yo digo que si "In vino veritas, in calimocho vómitos"

Xandru F.
Xandru F. dice:
12/10/2010 17:52

Las coincidencias existen. El viernes me vino a la cabeza el caso de Elko Patist, el nazi refugiado en Uviéu. Hablé con él una vez. No puedo decir que me impresionara. Tu post me ha recordado la película "Verano de corrupción", no sé si la conoces.
Un abrazo.

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
13/10/2010 01:36

Me acuerdo de ese caso. Hace mil años. Mi hermano conocía al hijo, creo. No he visto esa película pero apetece. Creo que también hay una novela española con un tema parecido.
Un abrazo.

Santiago Bertault
Santiago Bertault dice:
13/10/2010 01:46

Una historia realmente curiosa. Gracias por compartirla.

martin l-v.
martin l-v. dice:
13/10/2010 12:54

en este Klaus tienes un poema... y en esta entrada el borrador!
abrazo
martín

Ernesto Frattarola
Ernesto Frattarola dice:
13/10/2010 19:17

No sé dónde leí o escuché alguna vez que un amigo es alguien que te conoce bien, y aún así te quiere. Pero claro, no es fácil conocer bien a nadie, ni siquiera a uno mismo. Algunos escriben para conseguirlo... Estamos llenos de pliegues, de recovecos, de sorpresas, como tu amigo. Por eso me encanta esta entrada, porque olvida la etiqueta y se centra en la persona.

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
14/10/2010 19:34

Martín, más bien una prosa ¿no? Algún día le daré forma literaria a ese borrador.

Martin
Martin dice:
15/10/2010 15:52

Pues yo al momento lo he visualizado como un poema tuyo... O como otro camino para un poema tuyo... Con otra perspectiva, pero tuyo... O a lo mejor de otro pero tuyo... Ha sido una intuición, no me pidas más, jaja...

karlotti
karlotti dice:
29/10/2010 02:34

Es toda una fiesta, por la alegria que me baila, acabar hoy aqui, de cabeza, en estas paginas llenas de lucida e irredenta ternura.
Un placer.
Estoy dale que te pego, en vuelos rasantes desde estas cornisas de espuma, tratando de encontrarme con amigos futuros, con poetas, ellas y ellos, que puedan, uno al menos de momento, compartir con nosotros los dias de la proxima SEMANA DA POESíA SALVAXE, que si nada lo impide, llevaremos a las calles el proximo abril.
Pero era ahora el saludo y las gracias por andar tan cerca.
Creo que nos tendreis que aguantar un poquito mas adelante.
Saude e apertas cordiales
karlotti

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
29/10/2010 02:44

Bienvenu í  cette maison, Karlotti.

Juan de Dios Garcia
Juan de Dios Garcia dice:
03/11/2010 11:38

A mí también me ha encantado la historia.
Hace bastantes semanas que no me enganchaba a un post. De un tiempo a esta parte no llego ni a la mitad de la narración. Y eso es mérito tuyo, José Luis.
¡Hay tanto bloguero mediocre!
Es la coartada literaria perfecta para los mediocres o, directamente, los pésimos escritores.
Es el peaje que hay que pagar, seguramente, por gozar de la liberta de internet.

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
03/11/2010 17:13

Gracias, Juan. Un placer verte por aquí.

JM
JM dice:
07/11/2010 16:09

Siempre he pensado que el ser humano es una cosa y que las etiquetas, ya sean políticas, religiosas, artísticas, lingí¼ísticas y demás son expresiones de sus estructuras mentales mezcladas con el contexto que le toca vivir. Tu post me gusta desde ese punto de vista, porque como dijeron más arriba te centras en la persona y desmontas la sarta de tópicos que acompañan a las etiquetas. Buen post, ciertamente.

Enhorabuena, tienes buenos amigos en el Facebook que te hacen una buena publicidad. He de decir que merecida.