In memoriam Rui Costa
Yo estaba entre el público y, cuando Eva empezó a leer, vi que Rui ponía unas caras muy raras, entre la estupefacción y el pánico, pero sin atreverse a decir nada. Al terminar el recital, me acerqué a él y le pregunté qué había ocurrido. Me dijo riéndose: "¡Tío, que se lo ha inventado todo! ¡Lo que ha leído casi no tiene nada que ver con el poema!". Eva, compungida, alegó con inocente desfachatez que había poca luz, que no se distinguían bien las letras, que tuvo que improvisar. Al final nos partimos todos de risa, Rui el primero.
Luego, en la comida de todo el congreso, nos sentamos a una mesa aparte, alejada del mundo, Eva, Miguel Rojo, Alejandro Céspedes, Rui y yo, una pequeña constelación de hermosas almas perdidas, y bebimos mucho vino y hablamos de todas las cosas y fue uno de los banquetes más felices que recuerdo. Me vienen a la memoria otros momentos con Rui, tomando copas, hablando de esto y aquello, y me da mucha pena: era aún muy joven y tenía mucho talento. Ojalá nos hubiéramos conocido más. Ojalá algo hubiera podido hacerse que cambiara este desenlace tan triste, quizá evitable. En aquella comida, aquel pequeño grupo, esos happy few, pensábamos que una vida era posible. Estábamos equivocados.
Os dejo con un poema de Rui Costa. Creo que se entiende bastante bien, y si no es así decídmelo y lo sustituiré por la traducción de Uberto.
SENHORA DE LONDRES ESCOLHENDO LIMOES
Ní£o, nem todo o limí£o é amarelo quando
A mí£o de alguém o toca e humaniza, pequeno deus
Aos tombos do céu de um pensamento manual e
Exigente. ís vezes, quando a sede ní£o é muita,
Um do fundo é erguido í altura do olhar e entí£o,
Por mágica rotaí§í£o da sorte que nos astros se reflecte,
Encontra uma outra luz na mí£o que o recebe e deposita
Em morada assaz prosaica e de plástico. Na vida,
A caminho do futuro que ele nunca saberá onde fica,
O limí£o continuará a ser inteiro
E o seu sumo continuará a ser sumo,
Pela mesma sábia razí£o por que a história dos homens
É sempre muito maior do que eles.
Ahoj,
que pena de chaval, majo muy majo, recuerdo su cara y su conversación sobre harinas y azúcares lusos...
Besinos, Ra