Devoradores de palomitas
Ahora bien, prefiero verlo en casa. Los puristas pondrán el grito en el cielo: ¿qué tiene que ver una película en vídeo con la gran pantalla, etc.? Pero tengo mis razones. Ayer fui al cine a ver "El orfanato" y recordé por qué prefiero ver las películas en casa.
No se trataba sólo del hecho de que la gente entrara con la proyección empezada o que deambulara por la sala en mitad de la película, con toda la pachorra del mundo, yendo y viniendo a reabastecerse de palomitas. Eran, sobre todo, los escandalosos cujidos de las palomitas, las patatas y sus respectivas bolsas de cartón o de plástico. Eran los continuos comentarios en voz alta. Eran las conversaciones, sí: conversaciones. No me refiero a comentar una cosa puntual sino a pasarse la película charlando en voz alta. Era la señora que cada vez que alguien llamaba al niño de la película: "Simón", ella tenía a bien añadir: "Y Garfunkel". Era que cuando el niño llamaba: "¡Mamá!", se hacía obligatorio contestar desde el patio de butacas, con ingenio inimitable: "¡Qué!".
Me pasé toda la película haciendo chsssss a un lado y a otro, con poca fortuna, porque cuando le pides silencio a un troglodita masticador de palomitas éste tiene a gala ser más chulo que nadie e intensificar los ruidos, los gruñidos y demás manifestaciones de su naturaleza simiesca. Mientras tanto, supongo que uno queda como un tiquismiquis rompegí¼evos que, cosa extraña e insólita, quiere ver la película.
Mientras estas cosas ocurran (y seguirán ocurriendo porque a los dueños de las salas, una vez cobrada su entrada, se la sopla que en las butacas se hayan sentado espectadores o animales sin desbastar), yo seguiré prefiriendo ver las películas en casa, aunque me pierda algo.
PS: "El orfanato", hasta donde me dejaron apreciarla, es una buena película con un final decepcionante, en el que no han sabido resolver todo lo bueno que habían planteado. Pero da su miedo (yo soy de los que paso miedo) y visualmente es preciosa. Abunda desvergonzadamente en todos los tópicos del género y no se remonta por encima de sus modelos. ¿Vale la pena verla? Creo que sí, por pasar el rato (salvo el mal rato de la compañía) y por Belén Rueda, que es una actriz extraordinaria. ¿Para cuándo el papelón que está pidiendo a gritos? Last, but not least, se rodó en Asturies y los paisajes son inigualables. Además de que mi amigo Lluís Antón González hacía un papelito.
Mi estimado y admirado,
Permítame por favor compartir esto con vmd: http://aliascane.blogspot.com/2007/10/gtico-asturiano-el-orfanato.html
Coincido, coincido... y mi propio altar es un cinema, pero de eso hablaremos otro día.
Desde aquí, agito mi linterna en el norte.