Desmán y desmemoria
El Foro de la Memoria propone que se vuele la cruz del Valle de los Caídos, que se desmantele la basílica y que se desentierre a Franco y a José Antonio. Las razones, que el enclave es un símbolo del fascismo, que lo construyeron prisioneros forzados y que representa "una amenaza latente al conjunto de la sociedad española". Las dos primeras razones las comparto, la tercera me parece una solemne majadería. Pero si esas dos primeras razones sirvieran para que se demoliera el Valle de los Caídos, ¿por qué no aprovechar y demoler todas las catedrales de España y de paso toda la obra civil anterior al siglo XVIII (y me quedo corto)? Esos edificios representan el sufrimiento de obreros explotados y la rapiña y el genocidio de indios en América, además de ser símbolos del poder omnipotente de monarquías absolutas y de una Iglesia que, por medio de su brazo armado, la Inquisición, perseguía y asesinaba a miles y miles de seres inocentes.
Entiendo la necesidad de la Ley de Memoria Histórica, creo indispensable la identificación y exhumación de las víctimas y me parece de justicia la rehabilitación de cuantos fueron condenados criminal e ilegalmente. Pero que una ley justa no sirva para el desmán, la estupidez y la paranoia. No hace mucho, un cargo público que invocaba esa ley prohibió un acto literario en homenaje al gran escritor Agustín de Foxá, por considerarlo apología del fascismo. Adelante: quememos los libros de Leopoldo Panero, de Luis Rosales... Destruyamos todo el cine español anterior a Saura. Y en cuanto a tumbas, ¿por qué contentarse con Franco y José Antonio? A la vez que abrimos las fosas del olvido, vacíemos las demás, saquemos los cadáveres de los vencedores y organicemos públicas exhibiciones de momias, para que los niños vayan aprendiendo algo.
Si quieren memoria, y yo la quiero, puede convertirse el Valle de los Caídos en un centro didáctico o cultural, puede hacerse pedagogía. Pero dinamita... Eso no es memoria: eso es olvido y barbarie. A fuerza de pasar el rodillo de la corrección política, vamos a acabar convirtiéndonos en lo mismo que detestábamos: en destructores de la historia, en memos y en amnésicos.
(Columna publicada en el periódico Oviedo Diario)
Enhorabuena, José Luis. Los heterodoxos hemos de ser heterodoxos aunque defraudemos a los que se creen heterodoxos y no son otra cosa que ortodoxos majaderos con supuesto pedigree ideológico. Amigo mío, chapeau.