De animales y hombres
Si existe un idioma gatuno yo lo hablo. O al menos lo entiendo. Sé distinguir perfectamente el maullido de mi gata Nana cuando me dice "Hola" o "Cuánto habéis tardado" o "Quiero comer" o "Vamos a jugar a algo". No es lenguaje articulado pero no es menos complejo ni menos emocional. No tengo que añadir que Nana es en mi vida una presencia indispensable y alguien a quien profeso verdadero amor.
Hace poco me preguntaron en una entrevista si prefería los animales a las personas. No llego a tanto. Pero si me preguntan si la vida de Nana vale más que la de algún ser humano, mi respuesta, sin duda, es sí. Ante un asesino despiadado, alguien que sólo ha venido al mundo a causar dolor, ¿no vale más la vida de un animal que sólo ha venido al mundo a procurar y procurarse placer, a ser feliz y hacer felices a cuantos le rodean?
Ya sé cómo suena esto. Yo mismo me he escandalizado cuando he escuchado a un antitaurino radical alegrarse de que el toro ganara la partida y se cargase al torero. Pero también sé que algunos animales son capaces de entregar más humanidad que muchos humanos. Y que hay demasiados humanos que simplemente son unos animales que carecen de humanidad. Llamamos "animal" a la persona cruel y violenta. Qué arrogancia la nuestra. Los únicos animales que conozco -en el sentido feo y malo y chungo de la palabra- andan a dos patas y hasta llevan traje.
(Columna publicada en El Independiente)
Por qué la vida de un ser tiene más valor que otra? Los gatos y los toros no tienen la prepotencia de decidir quién merece estar vivo o no. Los humanos sí. Por qué? Porque pueden hablar? Por qué la vida de un asesino despiadado en serie, violador y perverso vale menos que la de un gato? El bien y el mal. Los gatos aman a sus dueños aunque sean parricidas suicidas y psicópatas. No existe bien ni mal para ellos. Conclusión: el raciocinio sólo sirve para archivar, clasificar, juzgar y..... Castigar! No? Si? No sé!