Crédulos
Lo de las columnas de opinión es un deporte de riesgo: uno nunca sabe quién te leerá, qué pensará y cómo irá a reaccionar. Hace años, en otro periódico, se me ocurrió lanzarle una pulla a los tunos y a la duquesa de Alba y se me echaron encima todos los tunos de Asturias. Por la misma columna, otros lectores me escribieron felicitándome. El mundo es plural y es imposible contentar a todos. Por eso, mejor no intentarlo.
Este género es un verdadero privilegio: todos nos morimos por opinar sobre cualquier cosa, no hay más que entrar a un bar y sacar un tema. Por mi parte, procuro en mis columnas mostrar no tanto mis ideas como mis asombros. Y mira que sobran motivos de asombro en este mundo.
Os dejo la última columna que publiqué en "Oviedo Diario", sobre un tema que la semana pasada era actualidad y mañana probablemente ni siquiera un recuerdo.
CRÉDULOS
Mala semana para el pensamiento crítico y una semana excelente para los manufacturadores de misterios de pacotilla, tipo Iker Jiménez. Primero va Stephen Hawking y se descuelga con unas declaraciones sobre la posible existencia de extraterrestres; declaraciones que, tal como han sido recogidas por las agencias, parecen algo imprudentes. No es lo mismo suponer que pueda haber otras formas de vida en el universo que ponerse a advertir de que los presuntos aliens podrían ser peligrosos y no deberíamos arrimarnos mucho a ellos, como si ya estuviéramos viendo a los marcianos de Mars attacks descendiendo sobre el Capitolio. Y unos días después una expedición china (nota bene: financiada por un grupo ultrarreligioso) afirma haber encontrado en el monte Ararat nada más y nada menos que los restos del Arca de Noé, con sus compartimentos para alojar bichos y todo. Así las cosas, ¿a quién puede extrañar que la gente siga gastándose lo que no tiene en adivinos y brujos? ¿O que cierta presentadora de televisión diga tan campante que eso de la premonición le da "mucho respeto"? ¿O que el personal crea en OVNIS, fantasmas, monstruos lacustres y demás entretenimientos de feria?
Hace algunos años, corrió la voz de que un equipo de geólogos suecos había horadado un profundo agujero y grabado en él los alaridos de agonía de los condenados en el infierno. La grabación puede escucharse aún en internet. Todo esto daría risa si no fuera que para muchos, muchísimos, son verdades santificadas. No hay mucha diferencia con respecto a la creencia de nuestros antepasados en vampiros y duendes. Qué poco hemos cambiado.
Como decía sarcásticamente un periodista respecto a lo del Arca, ¿para cuándo el hallazgo de la cesta de Caperucita? ¿O de los restos de la zarza ardiente de Moisés? ¿Habrá que pensar en declarar al Yeti especie protegida? Oh, credulidad...
Pues es muy buena la columna, José Luis.
UN ABRAZO