MAGDALENA (noviembre, 1997)
Si accedes al hospital por la puerta de gases
eres un pedo inverso;
cuando sales el esplendor te acompaña.
Con la intimidad nutricia
que da comprar en el mismo hiper
te digo ¡magdalena ... !
Y tu respondes, coherente:
¡vaya una leche!
Dos zapatos son un par,
dos zapatos constriñen tu camino
por el fango do un día cualquiera te encontré,
barrizosa.
Un flato, dos flatos, tres flatos
son el discurso completo de
tus tres ideas más lúcidas y lucidas.
¡Qué yerma tu mirada, oh,
magdalena que se rompe al mojarla!;
da mucha lástima
verte así suplicante de mi muerdo.
Pero requiere servilleta y no llevo en el bolso.
Se apiña le gente, niña, por oir tu cantiña
cuando en la campiña te rascas la tiña
ña, ña, ña, ña, ...
Ve al hospital por la puerta de gases
larga tus flatos esplendorosos
y compra muchas magdalenas en el hiper
al que te lleven tus zapatos mágicos.
Es lo mejor, caramba.
Un textocon reminiscencias dadaístas, por cierto de goce y divertimento... ¿Qué más se puede pedir?