EL REENCUENTRO CON TACUYÁ, Romance heroico, (Primavera de 1998)

Aromas de azahares en abril
(y unos efluvios de contenedores)
los sahumerios serán del reencuentro:
¡el cielo nos otorga grandes dones!
Y siendo encuentro corto y de ordenatas
rodeados, ojú, hay que darle
mucha coba, del alma gran amigo,
y en el recuerdo hacer que más se alargue.

Jamón de Jabugo y cañalomo
y queso viejo y seis birras gigantes
y boquerones y salmonetitos
y unos morcones gordos como glandes
abrirán el tapón de los recuerdos
que van a desbordar todas las presas:
y el jefe que se corre, tan feliz
de vernos, pagará muchas pelas.

Tu nombre suena a fruta tropical,
Tacuyá.

Quiero oírlo de tu boca una vez más:
lo de aquella ventana en un hotel,
y el desparrame de literaturas
cuando paseabas en un cabriolé;
y el cuento de Rodríguez el bombero
que tenía la manguera más larga
vista en todos los parques contraincendios,
que con tanto entusiasmo nos contabas.

Quiero que me cantes lo del pollito
que tú habías cantado en la tuna
que por muchas veces que me lo cantes,
Tacuyá, sabes que no m'abrumas.
Pero olvídate, que oírlo yo no quiero,
del aquel hostiazo dado en una curva
y de la costalá bicicletera
que diste por andar en biciburra.

Tu nombre es zumo de maracuyá,
Taquito.

Y yo recordarete, amigo mío,
señor Tarcisius, dómine de Gades,
que un hermanillo de Gadafi, el moro,
birlote un desayuno, el muy malaje;
y el día que nos dió la gran risa
cuando hicimos hablar a un sordomudo,
y hablarte luego de la castañera
que nos llegó en el invierno más crudo.

Mas si andas escasillo de dineros
no pretendas pedirme a mí las perras
que yo nunca he sido de gran paciencia
ni Gaspar, el grande, de la Carmela.
Y este cuento que yo aquí a ti te cuento
a nadie se lo vayas a contar:

¡quiero que se entere tol mundo en Cái,
que fue la cuna de la libertad!

Tacuyá, maracuyá, ... y Merche, ...
¿cómo está?