EL DIOS DORMIDO
El fulgor húmedo del iris
envuelto en un deje enronquecido
de la voz
despierta a un dios dormido
entre la multitud velada.
Y el tiempo no vivido se estremece.
Solitud, ¡cómo abortas la palabra!
(enero, 1998)
(vídeo de amor dedicado a Concha Caballero Díaz por Manuel Gualda Jiménez)