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DESDE EL ESPACIO EXTERIOR


Desde el espacio exterior
al que he llegado jinete en un cohete,
e instalado en Onubis, última estrella de la Quinta
constelación
contemplo las coronillas de las chiquillas
y los guerreros infantes, ¡qué tunantes!.

En esta lejanía me invade la melancolía
(ojú que día).

Y veo al formidable Macuyáa que es un p'acá y un p'allá:
lo mismo vas que vienes y en eso te entretienes
siempre huyendo de mí del uno al otro confín.

Y a un jefe como una torre, corre que te corre
en su automóvil con el móvil
y su canesú.

Juanjo toca el banjo y, por la mañanas,
yo recuerdo que somos
siameses por almorranas.

(Juanjo si fueras torero alguna vez
te dirían ... Carnicero de Jerez.
¿Cuando te veré?
)

Y el que es como una torre, corre que te corre
poniendo conferencias con interferencias
por el "manos libres" del coche
incluso si es de noche.

Vencedor de goliates en córdobas sultanas
Ajmín, que así te llamas, oro de todos los quilates,
amante de mis licores:
eres como la flores
que adornan mis arriates.

¡Hala! Y el otro, corre que te corre
soñando con los bricks,
sin perderse un congreso que le gustan más que el queso
(y no como al Juanjo ese del banjo).

Pepito noventaidós y Mirlo pinturero, y futbolero,
capillitas ambos dos:
cuando vendéis las papeletas
de las hermandades
desbordáis a raudales
las previsiones de las procesiones
¡con dos cojones!

Y el ordenata dando la lata
con su ojillo verde que me observa, tú,
le gusta mi toqueteo tanto que se corre, yo lo veo,
y es su esperma viscoso
verde también, asqueroso como el blandiblú.

Fernando, Fernando, con tu nombre de gerundio
de la primera conjugación
sotto voce parlando, vas calando, a la chitacallando
hasta el fondo del corazón y yo lo anuncio
así, de sopetón, porrompompón.

Y el otro, corre que te corre,
gerente que te pillo, de reunión en cursillo
vuela que te volarás de Serva a la Central.

¡Ah! Dola Correcaminos, desde la estratrosfera
te veo en la carretera, ave del fármaco,
mensajera de una terapia que se inhala por la napia,
y otras más ...

(Espera, ... se me clava una punta de la estrella
donde acaba la espalda, o sea, en la nalga
y me voy a acomodar ... ¡ya!
)

¿Qué decía? Pues que puede que en las nubes
nos crucemos algún día, ya verás, ya verás ...

Veo a mi novicio Iesu, en el siglo Jesusito Mortadelo,
melifluo, persuasivo y bribonzuelo,
desplazarse con sigilo por pasillos y despachos
como corresponde al detective de ilustre nombre,
y envidio su cautela y el humor de este hombre:
lástima que, siendo cojonudo, sea la respueta a un estornudo.

¡Nada! Que el tío, corre que te corre,
corre que va corriendo, vaya tela,
el verano ¡a La Redondela!
(y el móvil a la parcela)

Abandona Onubis, mi estrella, Paparassi
y creo que irá por Ronda o Marbella
que están más cerca de Cái, o casi,
difícil será verle (al menos en el noventainueve)
aunque nunca se sabe, ¡con lo que llueve ...!

Observo a Parriento lejos del ordenata
ya era hora, olvidándose del fichero (así lo espero)
y del número que sacaron aquéllos
en las oposiciones de cualquier convocatoria
¡el tío tiene una memoria ...!
Parriento el Velloso, señor de Pax Augusta,
Conde de Badajó, la más ilustre calva
del mundo (bueno, pues a mí me gusta),
trabajador hasta la noche desde el alba,
yo me descubro ante vos.

Soy el quintacolumnista que dará el apoyo a vuestros ejércitos
desde el espacio exterior,
soy el espía del Señor, he abierto el Quinto Sello y
visto la túnica blanca de los triunfadores,
soy ballestero de los batallones arcangélicos,
la palanca de Arquímedes, apoyo de PlifPlaf y Mamón,
galactinauta de la Quinta constelación,
arcediano del arcedo, duras mis flechas son
de conquistador. En el soto de los arces emboscado
y de los amores extremeños acompañado:
La Quinta de Beethoven soy yo: ¡¡soy el vencedooor... !! ¿O no?

Y el jefe, como una torre, corre que te corre, corre que te corre ...

 

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El Vate Orate