Ciclolitoral 2008: Etapa 14 (Empúries-Cabo de Creus)
Ésta ha sido una de las etapas más bonitas y duras de la CicloLitoral 2008. Los paisajes más hermosos los disfrutamos al principio y al final de la jornada, mientras que los tramos más duros los tuvimos que sufrir durante el último tercio de la etapa.
Tras descansar plácida y profundamente a los pies de las ruinas greco-romanas de Empúries, disfrutamos de un agradable paseo hasta la localidad de Sant Pere Pescador, en la que nos detuvimos a desayunar y cargar la batería del móvil.
Tras reponer fuerzas, seguimos llaneando hasta llegar a Roses, ciudad con playas bastante largas y tremendamente urbanizadas (el número y tamaño de edificios playeros es impresionante). A la entrada de su casco urbano, vimos un accidente de tráfico poco usual: una lancha motora se había soltado de su remolque y yacía tras el mismo en el costado de una rotonda. Por fortuna, no hubo que lamentar daños personales, aunque suponemos que el susto para el conductor de atrás sería mayúsculo... A continuación, entramos en el Museo de la Ciutadella, donde nos atendieron muy bien y pudimos ver una exposición de fotos de las localidades costeras de la zona tomadas entre los años 1915 y 1935 (aunque ya lo sabíamos, nos impresionó todo lo edificado desde entonces...).
Tras dejar Roses, iniciamos el ascenso de una de las cuestas más largas de la ruta de este año (lo curioso es que aunque desde abajo nos asustaba, al final no nos pareció excesivamente dura: probablemente, los cientos de km rodados en llano antes de llegar a la zona montañosa, nos hayan servido para alcanzar un buen estado de forma...).
Una vez arriba, descendimos velozmente hasta el pueblo más bonito, con gran diferencia, que hemos visto en toda la Ruta CicloLitoral 2008. Sobre esta cuestión, la coincidencia ha sido absoluta entre los dos Manolos: Cadaqués destaca sobre todos los demás pueblos y ciudades visitadas este año, por haber sabido conservar indemne su caso histórico en general y, muy especialmente, el que se asoma a su encantadora bahía. Además, al llegar, tuvimos la suerte de poder disfrutar de un inesperado regalo para la vista: el XXI encuentro de amigos de la vela latina, cuyas embarcaciones engalanaron durante varias horas la, ya de por sí hermosa, bahía cadaquesenca.
Tras comer algo en un chiringuito, recorrer tranquilamente el paseo y aprovisionarnos de bocadillos y dulces para pasar la noche (deliciosas cocas de cristal...), nos acercamos a Port Lligat y disfrutamos de las bonitas vistas que proporcionan las distintas calillas del lugar (incluyendo aquella en que se encuentra situada la casa de Salvador Dalí).
Tras ello, iniciamos el duro camino que nos llevaría hasta el punto final de esta etapa: el faro y Cabo de Creus. Tras subir y bajar un interminable número de endiabladas cuestas bajo un sol implacable, llegamos a nuestro destino, en el que tuvimos que abrigarnos por el fortísimo y fresco viento que soplaba. Por último, tras bebernos varias cervecitas y disfrutar de una preciosa puesta de sol, pasamos la noche al abrigo de uno de los costados del faro.
Besos y abrazos:
Manuel
Tras descansar plácida y profundamente a los pies de las ruinas greco-romanas de Empúries, disfrutamos de un agradable paseo hasta la localidad de Sant Pere Pescador, en la que nos detuvimos a desayunar y cargar la batería del móvil.
Tras reponer fuerzas, seguimos llaneando hasta llegar a Roses, ciudad con playas bastante largas y tremendamente urbanizadas (el número y tamaño de edificios playeros es impresionante). A la entrada de su casco urbano, vimos un accidente de tráfico poco usual: una lancha motora se había soltado de su remolque y yacía tras el mismo en el costado de una rotonda. Por fortuna, no hubo que lamentar daños personales, aunque suponemos que el susto para el conductor de atrás sería mayúsculo... A continuación, entramos en el Museo de la Ciutadella, donde nos atendieron muy bien y pudimos ver una exposición de fotos de las localidades costeras de la zona tomadas entre los años 1915 y 1935 (aunque ya lo sabíamos, nos impresionó todo lo edificado desde entonces...).
Tras dejar Roses, iniciamos el ascenso de una de las cuestas más largas de la ruta de este año (lo curioso es que aunque desde abajo nos asustaba, al final no nos pareció excesivamente dura: probablemente, los cientos de km rodados en llano antes de llegar a la zona montañosa, nos hayan servido para alcanzar un buen estado de forma...).
Una vez arriba, descendimos velozmente hasta el pueblo más bonito, con gran diferencia, que hemos visto en toda la Ruta CicloLitoral 2008. Sobre esta cuestión, la coincidencia ha sido absoluta entre los dos Manolos: Cadaqués destaca sobre todos los demás pueblos y ciudades visitadas este año, por haber sabido conservar indemne su caso histórico en general y, muy especialmente, el que se asoma a su encantadora bahía. Además, al llegar, tuvimos la suerte de poder disfrutar de un inesperado regalo para la vista: el XXI encuentro de amigos de la vela latina, cuyas embarcaciones engalanaron durante varias horas la, ya de por sí hermosa, bahía cadaquesenca.
Tras comer algo en un chiringuito, recorrer tranquilamente el paseo y aprovisionarnos de bocadillos y dulces para pasar la noche (deliciosas cocas de cristal...), nos acercamos a Port Lligat y disfrutamos de las bonitas vistas que proporcionan las distintas calillas del lugar (incluyendo aquella en que se encuentra situada la casa de Salvador Dalí).
Tras ello, iniciamos el duro camino que nos llevaría hasta el punto final de esta etapa: el faro y Cabo de Creus. Tras subir y bajar un interminable número de endiabladas cuestas bajo un sol implacable, llegamos a nuestro destino, en el que tuvimos que abrigarnos por el fortísimo y fresco viento que soplaba. Por último, tras bebernos varias cervecitas y disfrutar de una preciosa puesta de sol, pasamos la noche al abrigo de uno de los costados del faro.
Besos y abrazos:
Manuel