Alarmas sin alma ( by alargaor )
Bip,bip,bip,bip...Chíun,chiun,chiun,chiun...
Bip,bip,bip,bip....Chiun,chiun,chiun,chiun....
...Y en la vigilia del sueño, más sagrada que la Pascual si cabe, la alarma sin alma de un turismo desconocido que, sabrá Dios cuándo, cómo y dónde, pero que encontró un aparcamiento libre, sabe Dios dónde, insisto, en todo caso cerca del bloque donde tengo mi dormitorio, está tronando a lo bestia. Ya saben: Bip,bip....chiun,chiun...mecánicamente.
Dios sabrá el motivo de tanto estruendo.
Sea cual "sese", el que no cese, no me parece estupendo. Pero bueno...
Normalmente en todos estos casos, nada o casi nada anormal ocurre. Diríase que, cuando la alarma suena, ni el río se la lleva. Desgraciadamente, pero eso es otra lucha, Montenegro.
Lo cierto es que la alarma tronaba. Y que despertaba a lo bestia.
No fuí el único damnificado. Toda la vecindad de la manzana se desveló igualmente. Lo supe a la mañana siguiente por el rumor a viva voz que oí de una conversación cruzada, propia de rellano de la escalera. De ésas de relleno también de series teledomésticas, sandeces varias, y demás sainetes.
A la noche siguiente, más de la misma. ¡Alarma!, (¡Tóma!: Dos tazas):
Bip,bip,bip...Chiun,chiun,chiun, (bis) ...(y hasta tris)...
Y así otro desvele.
Pero en esta ocasión la alarma sirvió de verdad para atrapar al ladrón.
Efectivos de la policía, "efectivamente, sí", consiguieron dar con el delincuente habitual, el cuál se haya en estos momentos en prisión preventiva. Oí decir, otra vez de relleno, que el fiscal -también él entraito en carnes, relleno- pide para el acusado una especie de tercer grado de lo más insólito, pero eso sí, bastante razonable.
Como quiera que el delito cometido no estaba catalogado legalmente ni de grave siquiera, y que el delincuente habitual no tendría la oportunidad de volver a cometerlo si se le aplicaba tan inusual condena, propuso que la autoridad municipal le confiscara al detenido y único responsable de los hechos, el arma, que diga, la alarma de su flamante berlina.
Para el acusado, como simple persona física que era, aunque responsable innecesario en su calidad de dueño del vehículo de marras, proponía que el Juez le dejara en libertad sin cargo alguno, pero a su carro, eso sí, que la autoridad judicial lo condenara a serle extraido a perpetuidad su histriónico dispositivo de alarma (sin alma).
Por una vez la policía cazó al ladrón que nos había robado el sueño, y a su vez, la administración de justicia evitó que ese mismo delito volviera a repetirse en el futuro.
Posiblemente mañana, o a lo más tardar pasado mañana, el Trust de fabricantes de alarmas, apoyados por el lobby de utensilios y demás armamentos Pro-Seguridad por encima de Todo, de Todas y de Todos, S.A., hayan convocado ya varias manifestaciones de protesta en las ciudades más importantes del país. En cada una de ellas, "segurísimo" estoy, jeje, silbatos, pitos, sirenas, e incomodísimos megáfonos de mano, no creo que les falten.
Al menos ellos, los del gremio de las alarmas y demás inseguridades ciudadanas, sí que saben hacerse notar. Y oir. Sobretodo oir.
¡"Oi", Dios mío lo que digo!: Sólo por eso les envidio.
Vino y besos tuneados.
Bip,bip,bip,bip....Chiun,chiun,chiun,chiun....
...Y en la vigilia del sueño, más sagrada que la Pascual si cabe, la alarma sin alma de un turismo desconocido que, sabrá Dios cuándo, cómo y dónde, pero que encontró un aparcamiento libre, sabe Dios dónde, insisto, en todo caso cerca del bloque donde tengo mi dormitorio, está tronando a lo bestia. Ya saben: Bip,bip....chiun,chiun...mecánicamente.
Dios sabrá el motivo de tanto estruendo.
Sea cual "sese", el que no cese, no me parece estupendo. Pero bueno...
Normalmente en todos estos casos, nada o casi nada anormal ocurre. Diríase que, cuando la alarma suena, ni el río se la lleva. Desgraciadamente, pero eso es otra lucha, Montenegro.
Lo cierto es que la alarma tronaba. Y que despertaba a lo bestia.
No fuí el único damnificado. Toda la vecindad de la manzana se desveló igualmente. Lo supe a la mañana siguiente por el rumor a viva voz que oí de una conversación cruzada, propia de rellano de la escalera. De ésas de relleno también de series teledomésticas, sandeces varias, y demás sainetes.
A la noche siguiente, más de la misma. ¡Alarma!, (¡Tóma!: Dos tazas):
Bip,bip,bip...Chiun,chiun,chiun, (bis) ...(y hasta tris)...
Y así otro desvele.
Pero en esta ocasión la alarma sirvió de verdad para atrapar al ladrón.
Efectivos de la policía, "efectivamente, sí", consiguieron dar con el delincuente habitual, el cuál se haya en estos momentos en prisión preventiva. Oí decir, otra vez de relleno, que el fiscal -también él entraito en carnes, relleno- pide para el acusado una especie de tercer grado de lo más insólito, pero eso sí, bastante razonable.
Como quiera que el delito cometido no estaba catalogado legalmente ni de grave siquiera, y que el delincuente habitual no tendría la oportunidad de volver a cometerlo si se le aplicaba tan inusual condena, propuso que la autoridad municipal le confiscara al detenido y único responsable de los hechos, el arma, que diga, la alarma de su flamante berlina.
Para el acusado, como simple persona física que era, aunque responsable innecesario en su calidad de dueño del vehículo de marras, proponía que el Juez le dejara en libertad sin cargo alguno, pero a su carro, eso sí, que la autoridad judicial lo condenara a serle extraido a perpetuidad su histriónico dispositivo de alarma (sin alma).
Por una vez la policía cazó al ladrón que nos había robado el sueño, y a su vez, la administración de justicia evitó que ese mismo delito volviera a repetirse en el futuro.
Posiblemente mañana, o a lo más tardar pasado mañana, el Trust de fabricantes de alarmas, apoyados por el lobby de utensilios y demás armamentos Pro-Seguridad por encima de Todo, de Todas y de Todos, S.A., hayan convocado ya varias manifestaciones de protesta en las ciudades más importantes del país. En cada una de ellas, "segurísimo" estoy, jeje, silbatos, pitos, sirenas, e incomodísimos megáfonos de mano, no creo que les falten.
Al menos ellos, los del gremio de las alarmas y demás inseguridades ciudadanas, sí que saben hacerse notar. Y oir. Sobretodo oir.
¡"Oi", Dios mío lo que digo!: Sólo por eso les envidio.
Vino y besos tuneados.