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Este engranaje que no va.


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Esta alma quebradiza


Este cobarde silencio


Esta absurda condolencia


Esta desazón de vida


Estos pasos errabundos






El engranaje que produce el movimiento del ser humano se está quedando sin dientes. De tanto forzar la máquina -porque las mejores lecciones nos llegan siempre de la gente sencilla- terminará explotando, estancándose, deshaciéndose en el mejor de los casos. Los culpables: los inventores del mecanismo, los ejecutores, los obedientes ignorantes, al fin y al cabo nosotros mismos, las personas. Una pena, pues vamos siendo cada vez más los defectos que tenemos, no las cualidades. Los inocentes: los destinatarios, nuestros niños y niñas, para los que estamos sembrando todo un mundo de desolación medioambiental, de miseria económica, de pobreza en valores, de injusticias y de espejismos.


Y no es verdad que seamos indiferentes ante estas preocupaciones y deseos. Constantemente el alrededor nos está enviando señales, avisos muy fáciles de interpretar con sólo mantener los ojos abiertos. Asistimos al desastre económico del sistema capitalista que está dañando seria y gravemente a muchísimas familias, a un sistema político y social cuya única idea es la de acumular riquezas y poder aunque para ello haya que aplastar al pobre y engañar al bobo. En cuestiones de conflictos seguimos siendo tan prehistóricos como nuestros antepasados; los peces gordos siguen comiéndose a los flacos por la simple cuestión de que son gordos y tienen que seguir alimentando su ego sin escatimar en vidas humanas, más calóricas si son civiles e inocentes. Aunque tampoco es sólo cuestión de guerras, también la pobreza del tercer mundo sigue su curso por vías aceleradas de extinción mientras hacemos de ello brazos cruzados o contribuimos robándoles sus riquezas naturales o su mano de obra barata. Como dice Saramago, una parte de mi aprende, la otra ignora lo que la otra parte de mí aprendió, y tanto más voy ignorando cuanto más tiempo voy viviendo.


Y no somos indiferentes porque todos sufrimos las mellas, aunque algunos sólo en forma de colitis o dolor de cabeza. Lo lamentable es el pasotismo generalizado unos pasos más allá de nuestras narices, el verdadero atrevimiento y la falta de voluntad que observo para combatir los males que oprime a la sociedad, que la experiencia de un lado y de otro nos demuestre que no merece la pena esforzarse, que todos somos más o menos débiles, por tanto iguales de miserables. Desde mi ignorancia y ante tanta crisis existencial no puedo más que alzar la voz y la palabra. Cambiemos el rumbo del mundo.

Barbonauta
Barbonauta dice:
02/02/2009 02:27

De acuerdo en todo, Victoria. Un análisis magnífico de cuanto planteas y posibles vías para acometer la tarea que resumes en tu última frase, puedes leerlos en el libro:

MATRIA, el horizonte de lo posible
Victoria Sendón de León
Edit. Siglo XXI
ISBN 978-84-323-1270-0

Saludos cordiales.

rafaleon
rafaleon dice:
02/02/2009 10:39

VASTOS HORIZONTES

El capitalismo
se autodestruye

Eso sí, compañero:
no te apresures
a descorchar la botella:

hoy sabemos
ya sin asomo de duda
que se lleva el mundo por delante.

JORGE RIECHMANN

Abrazos.

MANUEL RUBIALES REQUEJO
MANUEL RUBIALES REQUEJO dice:
02/02/2009 21:21

Querida Victoria creo que una de lasgrandes verdades y quimeras de todo este cotarro se podría resumir en el título y en la frase final de tu texto: Este engranaje no va, cambiemos el rumbo del mundo, aunque sea a pedradas, que si no la máquina no se entera de que va camino del desguace.

Vino y besos

calle quimera
calle quimera dice:
04/02/2009 18:35

Cuando alguien expresa en voz alta lo mismo que te he leído a ti, la reacción de casi todo el mundo suele ser la misma... "Todo es cierto, pero ¿qué podemos hacer los simples ciudadanos de a pie? Nada.." Y ese derrotismo creo que es el peor de los errores. Hoy, en un mundo en que gracias a los medios de comunicación con que contamos es fácil saber hasta cuándo estornuda alguien en el otro extremo del planeta, todos podemos hacer oír nuestras voces.

Si llega un momento en que el clamor por un mundo más justo sea cuantitativa y cualitativamente importante, los que gobiernan no tendrán más remedio que oírnos aunque solo sea por conservar el voto, que es a lo que siempre van, tendrán que escuchar qué es lo que quiere la calle. Hay que recordar a los de arriba cuál es su verdadera función: servir a los ciudadanos, escucharlos y obrar en consecuencia.

No será de hoy para mañana, pero si todos hablamos, en algún lado alguien habrá de oír.

Besos.

Trini
Trini dice:
05/02/2009 09:24

Creo que, de esta crisis ha de salir un cambio, la pregunta es si llegaremos a verlo...

Nos hemos vuelto vagos de alma y ni siquiera podemos con nuestros propios problemas, y así nos deshumanizamos más cada día, envueltos en nuestro caracol de egoísmo; cómo si fuesemos a ser eternos.

Besos, y esperanzas( a pesar de todo) en el ser humano

dolo
dolo dice:
06/02/2009 22:42

Me uno a ti, yo también alzo la voz y la palabra. Me apena que nuestros hijos encuentren un mundo vacío, sin valores, lleno de violencia, falto de cultura. Aunque soy optimista y pienso que pronto nuestro mundo dará un giro y comenzará una época más espiritual. Pienso o quiero pensarlo.
Un besazo.