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Abril

Ya habrán florecido las lilas en el jardín, junto a la ventana que da al monte San Ginés. Abril sigue siendo el mes más cruel. Ya me lo dijo hace unas semanas una amiga con palabras parecidas. Y este abril, especialmente, llega con tristeza y con enfermedad. Estos días leo algunas novelas de un autor japonés: Haruki Murakami. Me ha gustado Tokio blues, editado por Tusquets. Él también parece estar de acuerdo: Sin duda, abril es el peor mes para estar solo. En abril, a mi alrededor todo el mundo parecía estar feliz. Un día soleado en el que todos parecíamos felices, alguien me decía que los personajes que aparecen en este libro eran personajes descolocados con amores muy peculiares. Así es, efectivamente. Y además no parece que hagan nada para evitar las pequeñas catástrofes que se les avecinan. Ahí encuentro el rasgo más oriental de los libros de Murakami: en ese conformarse con lo que se sabe que va a venir. Pero lo que más me llamó la atención de ese comentario es que ya me había visto reflejado en ese libro. Me parecía que sus personajes, especialmente el protagonista, Watanabe, actuaban de la manera que yo vengo haciéndolo en los últimos años. Quizás entonces yo sea un personaje descolocado con amores peculiares. Y se me viene a la cabeza aquella frase que oí a don Gonzalo Torrente Ballester: Pero mire usted, caballero. Es que a mí en el fondo sólo me interesan los personajes descolocados.
Abril, los primeros días de sol. Estos días se estrena Habitación en Roma, la última película de Julio Medem. Con cuántas ganas volví a ver hace unos días Los amantes del Círculo Polar, una de sus mejores obras. En mi opinión Medem es el mejor director español en activo del momento. Y, cuando digo "en activo", pienso en Víctor Erice de nuevo. Y es una película donde no sobra ni una palabra, ni un gesto, ni una imagen. La volví a ver después de una conversación con un compañero, una de esas conversaciones soleadas, mientras caminamos, que también se dan en abril, en las que ambos se escuchan con placer, como en las películas de nuestro amado Rohmer. La volví a ver y me dejé llevar por ese mundo caótico que el azar va transformando en momentos de belleza. La historia de Otto y Ana. Fantásticos Fele Martínez y Najwa Nimri. Fantástico también, como siempre, Nancho Novo en el papel de ese padre inverosímil de un hijo rebelde y atormentado que no conoce más leyes que el amor a dos mujeres, su madre y Ana, y a los lugares que lo vinculan a ambas. Ya saben que para mí también son importantes los lugares. Y sus ojos tan negros y tan tristes, pero tan hermosos. Y las lilas junto a la ventana. Repaso el libro de Murakami. Me encanta el personaje de Midori, al que reconozco a mi lado, y me encuentro con algo que también ya sabía, aunque contradiga a Eliot: Cuando terminó abril llegó el mes de mayo; mayo fue mucho peor que abril. En mayo, en plena primavera, ya no pude evitar sentir cómo se estremecía y temblaba mi corazón.