¿QUIÉN NOS DEFIENDE?
El turboturbante mío, en perfecta simbiosis con la memoria irredenta de mi veterano cerebro, me proporciona datos sorprendentes, o no tanto, a la menor oportunidad. Como hace unos días cuando un tal Múgica, revestido de pontifical como oficial defensor de la ciudadadanía hispánica proclama unas cuestiones que, de puro sesudas, como mejor estarían es fritas o revueltas con unos huevos y ajetes. Mas, como a mí me gusta hacer siempre, vayamos por partes.
Cualquiera que se haya interesado en el asunto, bien por propia experiencia o por lectura de la legislación, ensayos, etc... sabe, a estas alturas, que la institución llamada Defensor del Pueblo (DF) es perfectamente inútil, o sea, un brindis al sol, un pase de cara a la galería o cualquier otra figura que demuestre que se trata de un engañabobos, como tantos hay en la falsa democracia que se soporta en la Españeta. ¿Y porqué es así?: pues porque no lo elige el pueblo, sino el parlamento, es decir, los mismos de las listas cerradas, etc..., de mayoría progobierno, que tambien eligen al poder judicial, o sea, todo el conglomerado que no permite división de poderes. Pero hay más: las resoluciones del DF no son ejecutivas, por lo que el cuerpo administrativo denunciado las archiva en la papelera en el momento en que las recibe; además el DF no puede ejercer control alguno sobre el cumplimiento de sus resoluciones, carece de competencias, no puede interponer recursos ni de oficio ni a instancia de parte. Es un cargo, el de DF, de tipo florero y politizado, ya que al elegirlo el parlamento lo hace por cuotas y se elige a personas que o son políticos o provienen de la misma administración a la que, teóricamente, ha de controlar, etc... (Véase DEMOCRACIA VERGONZANTE Y CIUDADANOS DE PERFIL, de Ramón Soriano y Luis de la Rasilla, Edit. Comares, Granada, 2002, pags. 203 y ss.). Pero nos cuesta muchas perras (¿o desde el € hay que decir perros?).
Pues bien, tras su actuación -a sabiendas teatral e inútil- ante el parlamento el tal Múgica lo que luego declara a la prensa son estas cositas:
- que en Españeta ya no hay valores ni autoridad;
- que hay que aprender a distinguir entre libertad y libertinaje;
- y que para ello los educandos no han de tutear a los profesores, sino hablarles de usted;
Es cierto que los valores andan chungos. Por ejemplo, el defensor oficial del pueblo se manifiesta taurino de pro y se burla públicamente de la ciudadanía civilizada que se opone a dicha barbarie (ver hemerotecas). Por otra parte, identificar el respeto con los tratamientos convencionales no deja de ser una chorrada. Cuando mis cientos de hijos y nietos me tuteabann ¿me faltabann al respeto? ¿Deben hablarme de usted como antiguamente? ¿En las lenguas en que no hay un tú y un usted, cómo se manifiesta el respeto? ¿Con reverencias? Parece que nuestro defensor oficial no se ha enterado aún de que todo ser humano es producto de la unión de un espermatozoide y un óvulo, es decir, todo ser humano nace igual y esas convenciones sociales que él añora propician la desigualdad que va íntimamente ligada a la injusticia. Bochorno produce pagar a un defensor oficial así, que por lo visto considera que si se le dice a alguien "es usted un cabrón y un joputa" se le está tratando con sumo respeto, pero que si se le dice: "te quiero con toas mis veras" se le está menospreciando.
Quizá su concepto de respeto a la ciudadanía española sea inherente a los contactos que con el general Armada tuvo en las vísperas del tejerazo, asunto sobre el que se ha escrito mucho y del que, al parecer, él no se ha atrevido a decir la verdad.
Yo sugeriría que al tal Múgica, tras destituirlo del cargo y eliminar la inútil institución, se le sometiese a un tratamiento sobre el respeto similar a los que dictamina ese juez de Granada, tan famoso con los menores delincuentes, hasta que comprendiese que el respeto hay que ganárselo o, como ya dije antes aquí, no perder puntos de esa especie de carnet. ¡Cuántos profesores han sido "respetados" por pegones, maltratadores y sádicos en los colegios antiguos y cuántos han sido RESPETADOS por su buen hacer, por su buen trato a los alumnos, sin dar un grito, etc...!
Si en la sociedad española actual faltan ese tipo de valores, ¿no será en buena medida debido al ejemplo que sus personajes públicos ofrecen a la ciudadanía, con sus corrupciones, sus delitos de estado, sus enchufismos, nepotismos, arbitrariedades y demás "habilidades", como la citada arriba de burlarse de la mayoría de la población española por ser antitaurina?
Claro, que siempre queda la solución que aporta Rouco: que las familias recen el rosario. Esta clase de personajes que rezan el rosario hablando de tú a su dios y a la que dicen que es la madre de una tercera parte (con lo que se ganarán las iras del tal Múgica), luego exigen tratamientos de eminencia o similares. ¿Nos reímos, lloramos o nos movilizamos para apearlos de los tronos (y dominaciones)?
Mira, Mamolín (je, je), todo esto no es más que un problema de mal uso del lenguaje. Y es que, al igual que a los ministros -ahora istras- de la guerra se los denomina, dando una soberana patada al diccionario y a la inteligencia, de defensa -qué clarividencia orweliana-, a éstos que llaman defensores del pueblo los deberían haber nombrado ofensores.
Con dos pelotas, de nuevo.
Abrazos.
Ps. Bono for real académico pandémico -influenza n1h1, pues-(en el el sillón de la "jiota" mayúscula).