¿QUÉ HACE LA IZQUIERDA?
Como redivivo que soy, curioso del mundo actual, olisqueo la vida con el pitorro y el teleobjetivo sensorial de mi turboturbante, pero no siempre encuentro noticias o respuestas claras. Incluso, algunas veces, las encuentro confusas. Me está pasando ahora con el pollo que se ha montado a raíz de, o por ella misma, la crisis del capitalismo salvaje, las salvajes respuestas dadas por gobiernos, bancos y demás fautores del desaguisado. En esos clanes, era de esperar: a capitalismo salvaje, soluciones salvajes, si los protagonistas son los mismos. Y caiga quien caiga.
Pero, ¿qué hace la izquierda? Y cuando digo la izquierda me refiero a las fuerzas (o debilidades) que, en serio y convencidas, se oponen al sistema capitalista, no a quienes en sus siglas usan palabras engañosas.
Leo artículos de sus intelectuales, la mayoría, en que se discute del sexo económico de los ángeles con terminología no apta para el común de los mortales; veo pancartas que, casi siempre, empiezan con un "por esto o lo otro"; oigo consignas rimadas, normalmente cutres; soporto tambores y bailes -¿la cosa está para bailes?- en las manifestaciones ... Me vengo preguntando hace tiempo si las manifestaciones sirven para algo. Recordad las del "no a la guerra". Ahí quedaron y nunca más se supo.
Mi opinión es que la ciudadanía no se moviliza (¿miedo a los antidisturbios?, ¿interés preferente por comer?, ¿ausencia de consciencia? ...) para luchar contra el capitalismo, aunque alguna excepción haya.
Dándole vueltas al asunto cuando limpio el turboturbante, se me ha ocurrido algo que no sé si se le ha ocurrido a alguien antes. Es muy simple, y quizá sea ingenuo (ya se sabe que los viejos y los niños nos parecemos mucho), pero no recuerdo haberlo visto expresado de un modo reiterado, contundente y de acceso fácil.
Parto de la base de que una de las armas más peligrosas del capitalismo es el lavado de cerebro, la comedura de coco para fomentar lo que algunos autores llaman la servidumbre voluntaria. Y para ello se vale, principalmente, de los medios de comunicación, especialmente de la tele: según varios expertos el 80% de la población sólo se informa a través de la tele, y la edad mental de la audiencia es de unos 12 años de edad, de modo que las empresas propietarias -grandes grupos financieros- de las cadenas televisivas, y de los demás medios, fomentan la bobalización a base de fútbol y telebasura, amén de manipulación, tergiversación, ocultación y falsificación de noticias. Las cadenas públicas sirven a sus jefes de los partidos gobernantes.
Pues bien, yo creo que el primer paso de la izquierda para luchar contra el capitalismo es contrarrestar eso; pero no hay dinero para montar medios que puedan competir con aquéllos. Está internet, pero ¿cuántos internautas se interesan por asuntos políticos y no por enviar .pps de ésos?, ¿cuántos pueden entender los artículos de filósofos, catedráticos, etc ... con su terminología técnica?
Si ya es dificilísimo movilizar a los parados, según me cuentan sindicalistas, ¿cómo hacerlo usando palabras "raras"?. Da grima leer los foros más populares, por la incultura que demuestran, los insultos y demás.
De ahí que mi propuesta sea la de la pedagogía continua, sobre estas bases:
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olvidar las exquisitices académicas y elaborar los mensajes básicos con palabras y ejemplos que pueda entender cualquiera, tarea que deberían asumir los comunicadores "traduciendo" las formulaciones de los teóricos;
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planear campañas de comunicación barrio a barrio, para desenmascarar los engaños del poder/capital, siguiendo fórmulas del tipo Speakers' Corner en Hyde park, pero adaptadas a nuestros mercados, plazas, etc...;
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hacerlo en todo tipo de asociaciones cívicas, desde las de vecinos a las deportivas;
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sin olvidar internet y todo tipo de redes sociales en que se pueda intervenir, naturalmente.
Es tarea larga y de paciencia, por supuesto, pero creo que se conseguiría más que presentándose a elecciones sabiendo que no hay posibilidad alguna.
Ea, pues a evaluarlo, discutirlo y, si procede, comprometer a los comunicadores.
buen artículo y...ea, manos a la obra, que nos comen los lobos.
Un abrazo.