MONÁRQUICO RADICAL, por Miramamolín, el Moro

Lo soy porque, en un hospital privatizado, me hicieron una transfusión de sangre que había donado un hombre de profesión tintorero, que usaba mucho el añil, tiñese lo que tiñese, y se había contaminado. Y me contaminó a mí, de modo que desde entonces mi sangre es azul. Y mi turboturbante, por supuesto, como cualquiera que haya visto mi imagen sabe.



Pero, encima, resulta que allá por el siglo XVIII, soñando, me di una vuelta por Inglaterra, y vi a un diputado llamado Fox exigiendo, partiendo de ideas liberales, una reforma radical del sistema electoral, el fin de la esclavitud y otras cosas que me parecían muy razonables, como lo han hecho los partidos radicales nacidos de la izquierda burguesa. No hay más que ver qué partidos autodenominados radicales hay hoy por el mundo, todos de centro, varios de centro izquierda y alguno de centro derecha, siendo sus corrientes ideológicas socioliberales o socialdemócratas.



Por eso, hasta el pitorro del tecnoturbante tiembla de risa cuando los herederos del franquismo tachan de radicales a cualquier partido que no sea de los suyos, eliminadores de libertades y partidarios de mordazas, e ignorantes de que radical viene de raíz, ir a la raíz de las cosas, no quedarse en la superficie.

Pero claro, la sangre tira y de ahí que me esté planteando volver a reinar, pero de modo distinto a como lo hice en mi primera vida, por lo que estoy preparando el trono y el texto liberal radical sobre el que prometeré el respeto a la nueva constitución.