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El Streaker, por Miramamolín el Moro

Llegó el viajero por la autovía, procedente de Sevilla y otros exóticos lugares, un tanto adormilado por tantas horas de runrun mecánico. Por eso creyó al principio que estaba soñando o que, como aquel del relato, viajaba en la máquina del tiempo-espacio, ya que lo primero que vio ante sí, de frente y dorado, fue un tío en pelota, con un balón a sus pies, hollando el césped.


O sea, que ante sus ojos se lucía el famosísimo Mark Roberts, el streaker de Liverpool, que le ha enseñado sus cojones oscilantes a medio mundo y a media yema del otro medio.

- Ya'stá … estoy en Wimbledon, claro, y eso de ahí debe de ser la torre de London…

Pero no, que entonces se espabiló con el solazo y leyó "Monumento al fútbol". No estaba en London, no: estaba en las colonias. Colonia de habla hispana, pero colonia. Lo raro es que no recordaba haber visto nunca un país hispanohablante entre los miembros de la Commonwealth.

Y reparó en que, unos metros antes, y a su izquierda, había visto un enorme grafiti marrón en el que, entre otras cosas, se podía leer: "Universidad de Gí¼erva". Se prometió estudiar la historia de la ciudad más a fondo. Había oído hablar de la civilización tartésica y otros eventos de más o menos relevancia histórica; pero nunca leyó ni oyó que una ciudad, explotada por el colonialismo económico durante un largo período (y encima por la pérfida Albión, y encima por quienes ocuparon Gibraltar ¡¡españoool...!!), levantase todo un monumento al legado más alienante que dicha colonización le dejó. Y que lo pusiese como pórtico para recibir a los forasteros.

Quizá sus gobernantes, sus próceres, fuesen por naturaleza serviles ante los imperios pasados, presentes y futuros.

¿ Los ciudadanos también?

Antonio, je, jeee...
Antonio, je, jeee... dice:
17/12/2004 15:05

A mí no me la das...
Esa nariz es la de ANSALDO DE ANSALDIS
(rara manera de poner el genitivo, pero, bueno...).

El otro moro.