La Fábula de las Utopías
A continuación podréis leer esta breve fábula de participación ciudadana utópica que escribí y divulgué a mediados de octubre de 2001. ¡Aún estamos a tiempo de hacerla realidad!
LA FÁBULA DE LAS UTOPíAS
De cómo el consenso y la racionalización de los esfuerzos del movimiento ciudadano adelantaron la llegada de las utopías democrática, social, animal y ambiental.
Una historia basada en hechos posibles
Érase una vez un mundo plagado de injusticias y crueldades, en el que todos los días, desde hacía ya demasiados años, morían de hambre 100.000 personas, casi la mitad de ellas, niños. Un mundo fuertemente contaminado, corrompido y en el que todo valía y tenía un precio. Un mundo en el que ni a los animales se dejaba vivir en paz, ni morir dignamente. Esto se debía, básicamente, a que la mayor parte de los gobernantes eran halcones que gobernaban con una mano en la cartera y la otra dando puñetazos, al son que les marcaban las elites económicas del planeta.
Un día, todos los partidarios y defensores de la democracia directa y cotidiana, de los derechos humanos, de los animales y de la naturaleza, decidieron unir sus fuerzas para cambiar el status quo y hacer realidad los sueños de todos ellos.
De manera consensuada, analizaron y valoraron la situación que se vivía en su mundo, definieron la situación deseable, determinaron los cambios necesarios para llegar a la misma y decidieron las acciones prioritarias a realizar por todas ellas para que dichos cambios tuvieran lugar a la mayor brevedad posible. Entre las acciones prioritarias consensuadas, destacaron, por su eficacia a corto plazo, la implantación de la democracia directa y cotidiana en los partidos políticos, y el traslado de una parte importante de los esfuerzos pacifistas, humanitarios, animalistas, ecologistas,... a las sedes políticas y administrativas.
Entre otras muchas cosas, por tanto, analizaron y valoraron la situación de los partidos políticos, especialmente la de aquellos que ya gobernaban; definieron cómo tenían que ser y funcionar estos partidos y las administraciones e instituciones por ellos gobernadas; determinaron los cambios necesarios para que ello fuera posible (modificaciones estatutarias, reglamentarias, legislativas, constitucionales,...); y consensuaron las acciones prioritarias para promover la implantación de la democracia directa y cotidiana en los partidos políticos y el aumento sustancial de la influencia del movimiento ciudadano en la toma de decisiones por parte de éstos y de las administraciones e instituciones que gobernaban:
Se analizaron los estatutos y reglamentos internos de cada partido; se decidieron los pasos a seguir en cada uno de ellos para promover desde dentro la implantación de la democracia directa y cotidiana; los ya afiliados partidarios de la misma recibieron el apoyo directo de todos los miembros y simpatizantes del movimiento ciudadano que, en masa, se afiliaron a los partidos para cambiar las cosas desde dentro de los mismos; las alternativas ciudadanas a la política de los halcones empezaron a proponerse, debatirse y aprobarse dentro de los partidos políticos que detentaban el poder; etc, etc, etc.
Una vez implantada la democracia directa y cotidiana en los partidos políticos, lo demás fue más sencillo, pues, muy a pesar de las elites económicas y políticas que hasta entonces habían gobernado el mundo, los valores democráticos ya estaban firmemente asentados entre los ciudadanos de la mayor parte de los países más poderosos.
Aunque los halcones hicieron todo lo posible, no pudieron evitar la generalizada implantación de la democracia directa y cotidiana y, con ella, la puesta en marcha de políticas de gobierno respetuosas con todos los seres humanos, los animales y la naturaleza.
Pasó el tiempo de los halcones y las palomas empezaron a gobernar.
;-)
PD1: por Democracia Directa y Cotidiana, entendemos aquel modelo de Democracia que permite la participación cotidiana y directa de los ciudadanos en la toma de las decisiones de naturaleza pública: aquellas que nos afectan a todos.
PD2: esta revolución ya ha sido posible en un mundo: el de mi imaginación. Si el movimiento ciudadano quisiera, también podría hacerse realidad en el mundo real de todos nosotros.
Muchísimas gracias por la atención y, en su caso, participación.
;-)
Besos y abrazos desde la Isla Chica:
Manuel Gualda Caballero
Huelva, a 15 de octubre de 2001
Fundación Utopía Verde
http://utopiaverde.org
hola solop kiero decir ke me akaban de ayudar kon mi tarea y ke muchas graxias