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Teoría y práctica del desprecio

No odio a nadie. A nadie. Me parece un desperdicio de energía y además ¡no me dan motivos! Eso sí, hacia algunas personas siento algo mucho peor: desprecio. Y es peor porque el odio magnifica al odiado mientras que el desprecio lo rebaja a algo así como a ser un gusano, una insignificancia que nos asquea y luego olvidamos. Pero tampoco desprecio a mucha gente. Quizá a tres personas, tres escritores (o especie-de); y tampoco los desprecio por su escritura, que no tiene mayor interés, sino por sus actos.

Naturalmente, hay un montón de gente que no conozco personalmente y a los que desprecio con todas mis vísceras. Yo qué sé: Bush, Aznar, Berlusconi, Fidel Castro... No creo ser el único.

Con menos culpa por su parte (porque la pobre no ha matado a nadie, que yo sepa), últimamente he sentido un enorme desprecio por una tipa a la que vi casualmente en un programa de televisión. No se sabe muy bien quién es: uno de esos seres que se reputan (me encanta esta palabra) por elegantes y glamourosos, tipo la Preysler o Nati Abascal, de cuyo grupo amical forma parte (aunque parece ser que se dedican a despellejarse unas a otras a más y mejor). Los presentadores del programa competían a ver quién era más servil y a hacerle la pelota a mansalva. Ella apenas hilaba unas cuantas frases incoherentes porque las operaciones de cirugía estética habían reducido su rostro a una máscara sin expresión y le costaba articular. El personaje me fascinó tanto que lo busqué por internet y encontré una joya.

Os paso el enlace. La señora sale de compras a una tienda mega-pija-guay y aprovechan para entrevistarla. No os perdáis cuando le preguntan por la crisis y suelta eso de que los pobres ya están acostumbrados y que quienes lo pasan peor son los ricos, que se ven de pronto en la tesitura de perder sus casas y tal y tal. ¿Y cuándo le preguntan cuántos armarios de ropa tiene y responde que armarios no sino habitaciones? ¿Cuántas?, pregunta la periodista. Contarlas es de mal gusto, contesta (o cosa parecida).

En fin, que cada cual decida si es digna de admiración o de desprecio. Ayer recordaba a una mujer maravillosa y hoy toca la otra cara de la moneda: http://www.youtube.com/watch?v=9tHgu8dqENo o mejor aquí (con subtítulos): http://www.dailymotion.com/video/x9k2ci_carmen-lomana-en-comando-actualidad_lifestyle
archivado en:
MANUEL RUBIALES REQUEJO
MANUEL RUBIALES REQUEJO dice:
05/10/2009 23:54

Esa señora es, simplemente, una sinvergí¼enza, sólo le deseo que un fornido proletario mileurista, sudoroso y grasiento, le eche un polvo en condiciones en el retrete de una gasolinera y en mitad del extasis coital, desencajada la faz, se le salten todos los puntos de la cirugia estética. Qúe asco de gentuza José Luís, y qué pena de Revolución Francesa.
Salud

Ra
Ra dice:
06/10/2009 00:25

Ahoj,
lo de no odiar.............
lo de no despreciar...............
Y los rulos por el Naranco.
Besinos, Ra

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
06/10/2009 02:45

¿Y dónde me dejáis la escena de los tacones con flecos? Glorioso.

Olga B.
Olga B. dice:
06/10/2009 11:54

Dios, qué arrebato jacobino en medio de la mañana...
¿El desprecio es suficiente?

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
06/10/2009 14:24

Olga, no querrás que nos dediquemos a matar, en plan héroes justicieros...
Un beso.

Olga B.
Olga B. dice:
06/10/2009 15:28

No hombre, por Dios, que era una licencia poética.
Pero sigo pensando que el desprecio no es suficiente, alguien debería hacerle entender a esa señora que su discurso forma parte de una violencia solapada contra los pobres del mundo, la decencia y la razón. Necesita más reinserción que muchos presos, estoy convencida, lo siento.

tomas rivero
tomas rivero dice:
06/10/2009 15:55

Recuerdo una entrevista hace seis siglos de un premio Nobel, García Márquez, a Fidel Castro. Le preguntaba el escritor a Fidel que qué era lo que desearía hacer , lo que más anhelaba en esos momentos: Fidel Castro respondió desde la Revolución, sin duda, pero desde el inconsciente también:
.- Pararme en una esquina.

Comparar a Aznar con Fidel Castro es no haber leído muchas respuestas como esta. Decir que a Fidel lo criticaba yo antes de que tú nacieras Jose. Al Ché también. A Fidel por abandonarlo, y al Ché por dejarse abandonar.

Ahora con la gripe A, besos en los codos.
Tomás Rivero

tomas rivero
tomas rivero dice:
08/10/2009 12:08

Me encantó cuando die: "Lo triste de la crisis, el drama, es para los ricos. Bueno para todos, pero los pobres ya estan acostumbrados". Si me la hecho a la cara lo primero que le voy a escupir es: "pequeña pobre, ¿donde está el personaje que quieres interpretar?.

Besos de oro y brillantes.
Tomás Rivero