Primer poema de 2014
Como a mi amigo Miguel Ángel Concepción, a mí también me gusta trabajar al aire libre. Esta mañana, mientras Eva daba su clase en el colegio de El Granado, yo (que sólo iba de chaffeur) me senté en una terraza soleada y escribí casi del tirón mi primer poema del año, ayudado por varios cafés y un poco de tabaco (ese pensativo aliado de los poetas). Es además uno de mis mejores poemas (lo cual no es decir mucho). Así que estoy de enhorabuena y lo celebraré esta tarde trabajando como un negro en la traducción en la que estoy embarcado. Extraños placeres.
Y yo lo celebro contigo. Uno no escribe poemas como quien tramita expedientes administrativos: el poema elige cuándo dejarse ver dorado entre las piedras del día, y entonces el sol, los cafés, el humo del cigarrillo, el ir y venir de la gente tan en sus cosas, tan ajenos al poema que va tomando forma. Marzo es un mes tan bueno como otro cualquiera para procurarse estos extraños placeres. Saludos.