Pravia: nombres propios
Eva Vaz y yo aparecimos por Pravia un día antes. Teníamos una actividad extra en un colegio y pudimos disfrutar de la ciudad sólo para nosotros. Bueno, la compartimos con Alejandra Sirvent, cada día más luminosa, más deslumbrante. Si de alguien espero un libro con ansiedad es de ella.
Al día siguiente fueron llegando en avalancha.
Con Santiago Bertault me río siempre mucho (en el mejor sentido, porque una persona inteligente siempre te hace reir) y me siento a gusto. Me fío de él y podemos diferir. Su nobleza es un regalo.
Un placer siempre reencontrarme con mi hermanísimo Miguel Rojo, al que traje a su mesa redonda casi por los pelos, porque se durmió el pobre. Estuvo ralentizado pero aún así brillante. En cuanto a Pelayo Fueyo, paseó por Pravia su fragilidad y su genio, y aunque parezca que nosotros cuidamos de él, él cuida de nosotros.
Javier Lasheras me dedicó un poema y se lo agradezco en el alma. Aunque tengo que decirle que insisto: no pienso morirme nunca. Él y Pilar pueden apuntarse. Serán recibidos cálidamente en la cofradía de los inmortales. También me hizo un inmenso regalo José Havel: una copia de Dublineses con el primer doblaje, una joya prácticamente inencontrable. Estoy en deuda contigo.
Manolo Abad me contó sus tribulaciones editoriales y luego se dedicó a tocarle el culo a Eva. Son un par de tímidos... Guillermo del Pozo también me contó sus aventuras, aunque estas menos onerosas, y nos reimos juntos.
Luis Antonio de Villena hizo durante la comida del primer día una imitación fabulosa y vitriólica de José Manuel Caballero Bonald. Ricardo Labra y su mujer pasaron por Pravia fugazmente pero dio tiempo a darnos un abrazo.
Lo malo de estos encuentros es que estás con todos y con ninguno. Me hubiera gustado charlar más con Ignacio del Valle, con Pepe Monteserín, con Antonio Merallo, con Manolo García Rubio, con José Luis Espina. Algo más estuve con Manuel Herrero Montoto, con Ana Vega y con Jorge Ordaz, que siempre me descubre autores nuevos.
Raquel y Eva se dedicaron a disfrutar y a regalar sonrisas, aunque quizá haya gente que eso no lo entienda. Siempre se cuela algún tipejo en estos encuentros de amigos.
Pero a esos dejémoslos discurrir, cuanto más lejos mejor. Hay que agradecer el esfuerzo de los que hicieron posible la fiesta: Antonio de Luis Solar, Rubén Rodríguez, Cristina Jerez Prado, Elvira Pérez... Y echar de menos a los ausentes: Fernando Beltrán, Alejandro Céspedes... Se notaba su hueco.
Con tanto halago me vas a sacar los colores.
Me vino a la mente una frase de Séneca que me encanta.
"Los necios alaban, los sabios aprueban"
Así que ponme un aprobado, que en realidad reproduje la frase para tirarme el moco.
Y por supuesto no te estoy llamando necio ni mucho menos.
Abrazos truhán