Oviedo: vino y rosas
Días agotadores en Oviedo pero muy ricos en amigos, lecturas y copas. Tuve ocasión de comer con mis compañeros de Les Noticies, de oir el magnífico recital de Fernando Beltrán, de tomar unos vinos con Miguel Rojo y Marisa, de charlar de libros o de cualquier cosa con Jorge Ordaz y Leopoldo Sánchez Torre, de reirme a carcajadas con Raquel y con Pelayo Fueyo... María Eloy García y yo desayunábamos juntos todos los días (o éramos los más madrugadores o los menos, quién sabe) y luego paseábamos por el Fontán o íbamos a que ella se llenase la maleta en el mercado con productos asturianos, mientras discutíamos de cosas sobre las que, en el fondo, estamos de acuerdo. Una maravilla las actuaciones de Pablo Moro y Movimientos in da Notte y un descubrimiento varios de los poetas jóvenes presentes en el encuentro. Ah, la conferencia inaugural de Javier García Rodríguez, una maravilla de erudición, inteligencia y sentido del humor.
Me encontré a Miguel Ángel Cuervo, un estupendo narrador que aún no ha obtenido el eco que merece. Con Cuervo me pasa algo muy curioso: nos encontramos siempre. Voy por la Gran Vía de Madrid y ahí está él. Llego a la estación de tren de Zaragoza y aparece salido de no se sabe dónde. Me paro en una gasolinera de León y me lo encuentro. Realmente no necesitamos intercambiarnos teléfonos para saber uno del otro.
También volví a Mieres, esta vez para la presentación de un libro de Fernando Menéndez en el que colaboramos varios mierenses: Nel Amaro, José Luis Argí¼elles, Miguel Barrero, Xandru Fernández, Ana Vanessa Gutiérrez, Humberto Gonzali... A Fernando hacía siglos que no le veía y sigue tan cordial como siempre. Apareció Yllán, el hijo de Humberto, al que recordaba de niño, ahora hecho un hombre con bigote. Vamos para viejos.
Y más encuentros después de los años: Carmela Greciet, tan guapa, tan encantadora como siempre, recién salida, como una princesa, de otros tiempos, de hace mil años, cuando todo era tan distinto.
A muchos espero volver a verlos dentro de unos días, en otro encuentro, en Pravia. Allí estarán, espero, Mime Rojo y Marisa (la cena con ellos fue uno de los mejores momentos de mi estancia) y Pelayo y Ordaz y Braulio García Noriega y tantos otros.
Me despedí de Oviedo comiendo con Pepe Luis y Fini, que tienen radar para encontrarme buenas lectoras. Para eso son mis papis...
Jo, Piquero, no hay nada que te parezca mal, chico, ya no pareces tú...
Besos,
Marta.