Olvido de aniversarios
Los seres humanos tenemos esta manía tonta de ordenar nuestra existencia según ciertos aniversarios, con la dictadura de los calendarios. Las fiestas anuales, los cumpleaños... Es muy importante lo que hacíamos hace un año, por lo que se ve. Yo nunca he sabido sustraerme a ese atavismo pero he procurado no darle mayor importancia. Qué poca relevancia tiene lo que parecía tenerla sólo unos meses antes.
Hace un año, día atrás día adelante, una amiga a la que hice varios favores me negó uno. A lo mejor estaba mirándose el ombligo (sin tilde); no entro a valorar sus razones. Lo cierto es que hasta que no repasé mis notas de hace un año no recordaba esa pequeña mezquindad. Y es curioso que no guardara ningún rencor hacia esta persona (ni siquiera el recuerdo del hecho). Pero ahora, al recordar el asunto por unas notas, vuelve a resurgir la... ¿contrariedad? ¿decepción? ¿tristeza?
Realmente no nos hace bien esta obsesión por recapitular, esta fiebre del "yo hace un año". No creo que nos enseñe nada. Nos encona, eso es lo que hace. Total, el efecto de las decepciones ya está metido en nosotros, ya nos ha tocado. Ojalá fuéramos vírgenes en cada cumpleaños o en cada aniversario de lo que fuera. Pero no puede ser: el mundo es chungo siempre y a veces la gente es chunga. (Naturalmente, este originalísimo pensamiento no constituye una filosofía sino quizá una frase digestiva. Creo que venía en el "Hola").
En todo caso tenemos la capacidad del olvido. Yo lo dispenso a manos llenas. Así podemos también olvidarnos de nosotros mismos, aunque sea por unas horas. Nosotros, no menos mezquinos ni dañinos que el mundo mundial. Al contrario: más lamentables y tristes y solos y suspicaces.
Sabio comentario