Lluvia

Os tengo abandonados, mes amis. Tal vez sea la lluvia, que baja el ánimo y hace aflorar al vampiro que hay en mí. Han sido días encerrados en casa, trabajando, sin mucho que contar. La semana anterior, al menos, aún se podía salir, y salíamos. Cenamos en Huelva con Manuel Vicent y Ángel Sánchez Harguinday, acompañados por los fantasmas del Café Gijón y algunas confidencias de sobremesa. Al día siguiente fuimos a comer a Sevilla con Rafa Suárez y Pisco Lira y la sobremesa fue aún más larga. Intercambio de libros y horas cálidas. Para rematar, un concierto de Mark Lanegan e Isobel Campbell, en primerísima fila. No conocía su etapa juntos y quedé fascinado. Buscad la muestra en Spotify: "Saturday's gone", con una Isobel hipnótica.

Lecturas: Adina, de Henry James, uno de mis autores favoritos; Recuerdos de la pensión Garde, de Fernando de Torres Sebastián, una crónica de la vida en el sórdido Madrid de los años 40 por la que deambulan las sombras de Carlos Edmundo de Ory o Ignacio Aldecoa; Todas las trivialidades, de Logan Pearsall Smith, inteligentes epigramas y aforismos.

Y lluvia odiosa e indefensión ante los elementos. Sed de sol. Este tiempo me aplana. La próxima vez contaré cosas más divertidas.