Ley Seca
Mal empieza el año, con la Ley Seca del tabaco y con el Estado haciendo lo que mejor sabe hacer: prohibir, restringir las libertades, inmiscuirse en la vida privada de los ciudadanos, decidir por ellos. No discuto el derecho de los no fumadores a disfrutar de un ambiente sin humo; discuto la solución, por llamarla de algún modo. Y lamento las cosas que se perderán: las largas sobremesas, los pequeños placeres que se intensifican con el humo y el licor, la camaradería del mal llamado vicio (¿llamo yo vicio a practicar deportes hasta la extenuación y el infarto? Pues que me dejen tranquilo con mis aficiones). En fin, la camaradería crecerá en intensidad: una camaradería de puertas de bares.
Y yo, personalmente, no lo llevaré tan mal. En Andalucía, mal que bien, tenemos buen tiempo casi todo el año y la vida se hace en las terrazas. Me imagino la vida de un pobre fumador en Asturies o en Soria.
Lo que peor llevo es tener que soportar que esa tipa a la que han nombrado ministra de Sanidad, cuando debía estar de bufón en el palacio de la Zarzuela, me hable a mí de la salud pública. Esa tipa que usa la pulsera Power Balance (que equilibra nuestro holograma interior o yo qué sé, el penúltimo timo en el que caen todos los tontos de pueblo). Eso la invalida para un cargo que le queda enorme y para darnos lecciones sobre ningún tema.
A partir de hoy, España es un país menos vivible. Pero de lo más modelno. Más aburrido, más intolerante. Tras robar a los pobres cuanto tenían, el gobierno socialista (con la complicidad de mi propio partido, Izquierda Unida, lamento decirlo) les roba ahora los pocos placeres que les (nos) quedaban. Y a cambio, nada.
Y yo, personalmente, no lo llevaré tan mal. En Andalucía, mal que bien, tenemos buen tiempo casi todo el año y la vida se hace en las terrazas. Me imagino la vida de un pobre fumador en Asturies o en Soria.
Lo que peor llevo es tener que soportar que esa tipa a la que han nombrado ministra de Sanidad, cuando debía estar de bufón en el palacio de la Zarzuela, me hable a mí de la salud pública. Esa tipa que usa la pulsera Power Balance (que equilibra nuestro holograma interior o yo qué sé, el penúltimo timo en el que caen todos los tontos de pueblo). Eso la invalida para un cargo que le queda enorme y para darnos lecciones sobre ningún tema.
A partir de hoy, España es un país menos vivible. Pero de lo más modelno. Más aburrido, más intolerante. Tras robar a los pobres cuanto tenían, el gobierno socialista (con la complicidad de mi propio partido, Izquierda Unida, lamento decirlo) les roba ahora los pocos placeres que les (nos) quedaban. Y a cambio, nada.
A cambio... salud y un poco de civismo compañero, que no es poco. Lo triste es que haya tenido que venir vía ley, eso es lo triste.