Lecturas últimas
Pensaba hablar del Papa polaco, nuevo beato por la gracia de su secuaz Ratzinger y por sus muchos merecimientos: tolerar la corrupción y los chanchullos de Marcinkus, Sindone, Calvi y compañía; amparar a los pederastas e ignorar a sus víctimas; favorecer el ascenso de sectas dañinas como el Opus; dar apoyo moral a Pinochet; recompensar a abusadores como Maciel; acallar las voces disidentes en el seno de la Iglesia... Si hay un infierno, quizá la beatificación le sirva a Juan Pablo II para atenuar su merecido castigo en él. Como titulaba el periódico de la ultraderecha: "El Papa al que odia la izquierda". Muy acertado. Pero se les olvidó añadir: y los que aman la verdad y la vida, y los que detestan las mentiras, y los partidarios de la felicidad y la inocencia, y la gente decente, etc.
Pero dejemos esas sordideces. Quiero hablar de libros. Últimamente, y a pesar de los 200 poemarios que me he tragado en el concurso del que os hablé, sólo leo poesía. Miento: leí Sunset Park, de Paul Auster, y me decepcionó. Una novela muy triste, con una interesante colección de vidas, pero cuyo bonismo lastra irremediablemente la credibilidad de la historia. Buenas intenciones y poca literatura, a años luz de las grandes novelas paradójicas de Auster.
He leído Dragados y construcciones (Visor), de Adolfo Cueto, desoladora crónica de la vida contemporánea que deviene en autorretrato intimista. También en Visor, Página en construcción, de Luis Bagué Quílez, que algo tiene que ver con el anterior (la exploración de los grandes discursos de nuestro tiempo) pero con un estilo más escueto y distante. Donde nadie me llama (Hiperión), de Fernando Beltrán, la poesía completa de un clásico vivo, de un gran poeta actual, factor de emociones inteligentes. Y Desgana (Deva), de Marcos Tramón, devastadora mirada a los errores del pasado, al precio que pagamos por vivir con intensidad. Todos absolutamente recomendables. Además, releo a Aquilino Duque en una antología publicada por Siltolá con el título de Reloj de arena. Me quedo con un hermoso poema, "El último viaje de Antonio Machado".
Hace un par de días se pasó por Isla Cristina Albino Matos, un hombre inteligente y cordial al que sólo conocía por email, y también hablamos de poesía. Su blog, Rua das Pretas, está enteramente dedicado a traducir poesía, principalmente (pero no sólo) española. Creo que lo encontraréis muy interesante. Albino es jurista, está retirado y, contradiciendo esa ley consuetudinaria de que sólo se ocupan de la poesía los propios poetas, él no escribe, lo que añade un plus de valor a su trabajo.
Por lo demás, me regaló dos cajas de pastéis de grí£o, muy parecidos a la coca de Huelva (el dulce, no la sustancia). Sumamente agradecido, sobre todo a la hora del desayuno. La próxima cerveza, en Coimbra. (En la foto, JLP, Eva Vaz, Nupi y Albino Matos).
Pero dejemos esas sordideces. Quiero hablar de libros. Últimamente, y a pesar de los 200 poemarios que me he tragado en el concurso del que os hablé, sólo leo poesía. Miento: leí Sunset Park, de Paul Auster, y me decepcionó. Una novela muy triste, con una interesante colección de vidas, pero cuyo bonismo lastra irremediablemente la credibilidad de la historia. Buenas intenciones y poca literatura, a años luz de las grandes novelas paradójicas de Auster.
He leído Dragados y construcciones (Visor), de Adolfo Cueto, desoladora crónica de la vida contemporánea que deviene en autorretrato intimista. También en Visor, Página en construcción, de Luis Bagué Quílez, que algo tiene que ver con el anterior (la exploración de los grandes discursos de nuestro tiempo) pero con un estilo más escueto y distante. Donde nadie me llama (Hiperión), de Fernando Beltrán, la poesía completa de un clásico vivo, de un gran poeta actual, factor de emociones inteligentes. Y Desgana (Deva), de Marcos Tramón, devastadora mirada a los errores del pasado, al precio que pagamos por vivir con intensidad. Todos absolutamente recomendables. Además, releo a Aquilino Duque en una antología publicada por Siltolá con el título de Reloj de arena. Me quedo con un hermoso poema, "El último viaje de Antonio Machado".
Hace un par de días se pasó por Isla Cristina Albino Matos, un hombre inteligente y cordial al que sólo conocía por email, y también hablamos de poesía. Su blog, Rua das Pretas, está enteramente dedicado a traducir poesía, principalmente (pero no sólo) española. Creo que lo encontraréis muy interesante. Albino es jurista, está retirado y, contradiciendo esa ley consuetudinaria de que sólo se ocupan de la poesía los propios poetas, él no escribe, lo que añade un plus de valor a su trabajo.
Por lo demás, me regaló dos cajas de pastéis de grí£o, muy parecidos a la coca de Huelva (el dulce, no la sustancia). Sumamente agradecido, sobre todo a la hora del desayuno. La próxima cerveza, en Coimbra. (En la foto, JLP, Eva Vaz, Nupi y Albino Matos).
Con afán provocador y no viniendo de un católico:
Ratzinger es uno de los grandes intelectuales del siglo XX y un hombre de una soberbia espiritualidad y conocimiento religioso.