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Inviernos al sol

Bueno, basta de política. Tampoco voy a engorilarme por estas cosas. Si los catalanes (o algunos catalanes) quieren la independencia, con su pan se lo coman. No seré yo quien les mande tanques (ni nadie más, espero).


Como he tenido unos días de vacaciones (no enteras, porque tengo reseñas y prólogos que entregar), dedico las mañanas a levantarme tarde y salir a leer al sol (Chesterton últimamente, y El conde Lucanor, nada actual). Y a escribir. He escrito el segundo poema de este año. Tranquilos, no voy a hacer el paripé del gran conflicto de la escritura y lo mucho que sufre el poeta. Aunque el poema es terrible por varios conceptos. Fin. Ya llegará el día de hablar de todo esto.


Estoy muy moreno. Es lo que tiene el invierno de estos trópicos, que invita a tostarse a los lagartos como yo (ya se sabe que aquí en verano no hay quien aguante al sol). Por lo demás, vivo los culebrones de esta isla, que no deja de ser un pueblo lleno de cotilleos. Si uno tiene un sano espíritu deportivo puede llegar a hacerle gracia. It's the talk of the town, enjoy it, le digo a mi amigo Dominic, un escocés que ha montado en Isla un rancho de caballos y con quien bebo vino blanco con frecuencia, aparte de ser ambos, por distintos motivos, objetivos frecuentes (pero no los únicos) de algunas de esas estúpidas habladurías. Dominic ha sido pastor (de almas, no de rebaños), psicólogo y promotor musical, entre otros oficios excéntricos, y no se asusta de nada. Es un estoico, como yo.


Las vacaciones han durado poco y ahora me llegan los encargos de dos en dos, como me temía. Bueno, el ocio no es mi estado natural. Sea.


Y en fin, nuestra presión ha conseguido que Tele 5 retire la demanda contra Pablo Herreros, lo cual es un triunfo de la ciudadanía contra la zafiedad y el abuso, así que estoy razonablemente contento. Más contento que Mas, al menos (esta frase parece el laberinto de Minos. Por cierto, que cuando estuve en Creta hace dos siglos visité la corte del rey Minos).


Conque más que Mas y menos que Minos, despido esta crónica inane de mi vida inane disculpándome por no tener nada que decir y aún así perpetuar este ejercicio de exhibición, simple mensaje tranquilizador para mis amigos y la afición en general: soy pobre pero no me quejo. Soy la debilidad de Dios, y me cuida... o la del Demonio.