CicloLitoral 2007: Domingo 19 de agosto (Calpe-Cabo de San Antonio)

Ayer, 'por fin', tuvimos una etapa larga y dura. En total, 70 km con numerosas dificultades de envergadura, entre las que podríamos destacar las numerosas y empinadas cuestas que hay antes de llegar a Moraria, así como las subidas a Benitachell y a los Cabos de Prim, de la Nao y de San Antonio (este último, en el extremo marino del Macizo del Montgó). Josué, no te imaginas de la que te has librado...



Lo primero que hicimos fue equivocarnos de camino y acercarnos al peñón en vez de salir de Calpe, lo que aprovechamos para admirar y digitalizar de cerca su belleza.

A continuación, una vez que localizamos el camino correcto hacia Moraira, bordeamos la laguna de Calpe y subimos las primeras cuestas de la jornada, esfuerzo que fue recompensado con las magníficas vistas de un mirador cuyo nombre ya no recuerdo.

A partir de ahí, sufrimos profundamente durante unos cuantos kilómetros, subiendo y bajando decenas de empinadas cuestas hasta que logramos llegar a Moraira, un bonito pueblo costero en el que habíamos quedado con Pepito, uno de los sobrinos del Coleta, que nos mostró algunos de los lugares más hermosos de esta villa, nos invitó a desayunar y nos acompañó en bici durante unos cuantos kilómetros (vaya piernas de ciclista tiene el tío).

La despedida tuvo lugar en Benitachell, tras subir una inolvidable cuesta de varios kilómetros. A partir de ahí, volvimos a rodar solos los dos Manueles y aunque en principio teníamos previsto ir directamente hacia Denia, como vimos que íbamos bien de fuerzas, decidimos adelantar gran parte de la jornada siguiente acercándonos al Cabo de la Nao antes de rodar hacia Jávea.

Dicho y hecho. Unos kilómetros abajo de Benitachell tomamos el correspondiente desvío y subimos las duras cuestas que conducen al Cabo de Prim y al ya citado Cabo de la Nao, disfrutando de unas magníficas vistas tanto durante el camino, como en el destino. Una vez allí, nos acomodamos a la sombra de un pinar situado en lo alto del acantilado y, refrescados por la fuerte brisa del lugar, comimos algo y nos dispusimos a dormir un poco (cosa que sólo logró el Coleta, gracias a su inmunidad a hormigas y demás bichos incordiantes).

Un par de horas después, a eso de las cinco de la tarde, iniciamos el reconfortante descenso que nos llevaría a Jávea, donde tras reponer fuerzas y aprovisionarnos de bocadillos y agua para la noche, comprobamos que no existía ningún sitio idóneo cerca de la playa para pernoctar. Ante esto y como aún nos sentíamos fuertes a pesar de los kilómetros recorridos y cuestas ascendidas, decidimos intentar subir el Montgó para llegar al Faro del Cabo de San Antonio.

Con esa idea iniciamos la dura subida y tres cuartos de hora más tarde habíamos cumplido nuestro objetivo, por lo que pudimos disfrutar durante un buen rato de un maravilloso entorno natural y de unas vistas realmente preciosas. A la hora de llegar y tras haber charlado un ratito con una simpática familia de Gandía que estaba disfruntando con las vistas de Jávea y cercanías, localizamos un pequeño claro resguardado del viento junto a uno de los miradores cercanos al faro. Ahí extendimos el suelo-toldo y descansamos profundamente tras haber recorrido tantos y tan duros kilómetros...

\ ;-)

Besos y abrazos:

Manuel