" Última Encíclica del Papa Juan Pablo II " (by Alargaor)
CIVIJGHTA..TISÑÑ..ZZZZZZZZZZZ...
ZZZZZZZZZZZZZZZZ...zzzzzzzz...¿Ke klochka klé?"
"L?Observatore Rumano".-
Con estas doctas et divinas palabras, el anciano sumo pontífice nos vuelve a recordar la necesidad de todo cristiano de dormir do quiera se encuentre, si es que se está verdaderamente cansado.
Ungido de la suma sapiencia por la gracia divina, invisible e incuestionable, el Espíritu Santo, con más nervio que nunca -en esta ocasión bajado de los cielos en forma de embrión de cultivo de Parkinson-, invade momentáneamente la masa cerebral del santo padre polaco para que mediante esta encíclica desgarradora, nos exorte a seguir coreando un canto a favor del sempiterno descanso en condiciones, y asi mismo, a defendernos de las fauces del demonio estresante, con un alegato semidesnudo contra el madrugón mañanero, azote infernal de horarios de colegios, oficinas, tajos, y de venta al público en general, establecidos todos ellos siempre en beneficio de los poderosos, de algunas madres y de todas las Pymes, frente a toti cansati cristiani currelantis.
Desde CCPS se hace sin embargo hincapié en la intrigante cuestión final, epílogo de casi todo.
Para ellos, la doctrina oficial de la Iglesia queda muy en entredicho, nunca mejor dicho, -basta con leerse el texto entrecomillado de la encíclica-, pero aún peor les resulta comprobar, que al hilo de la polémica suscitada por la cuestión final: "...¿Ke klochka klé?....", la gran desazón que nos inquiere el que ni el Espíritu Santo ni el Papa juntos, supieran para nada qué puñetas de hora era en aquel histórico y evangelizador momento.
Rascándose sus barbas se preguntan ahora, ¿Sabrá la Iglesia de hoy en qué época vive?, ¿Invierte el Estado Vaticano lo suficiente en I+D?...¿Y en relojes, almanaques y calendarios?...
O será que sólo Dios sabe responder de forma verosimil en ex cátedra y en formato DDD, a ésta otra: ¿De qué color era el caballo blanco de Santiago?
No hay nada como saber idiomas, Alargaor: ¡sólo tú podías transcribir correctamente las emocionadas palabras del eximio orador!
Que no conocen el reloj, está claro: sólo hay que oir cómo le arrean a las campanas para avisar el comienzo de sus actividades, sobre todo en la "pirroquia" del Polvorín (¡coñazooooos!).
Y a la última pregunta, contestarían que del color del hábito de los dominicos, si está tiraooo.