¡ Ése está loco ! (by alargaor)
Francamente, no tengo ni idea de lo que es realmente estar loco. De irse de loco sí que me sé todo lo que hay que saber*, de hecho yo mismo soy mi propio agente de viajes. Con la pasta que me ahorro en intermediarios, me financio mis pastillas de combustible alternativo, a ser posible blando, pero no pegajoso. Una -y otra- vez he repostado combustible, empiezo a tirar de carros y carretas to p?alante. A veces tengo a un colega al final del trayecto del carro que me trae de vuelta para coger otro carro, y así sucesivamente igual con las carretas. Me hace ese favor, llevarme desde el final de los trayectos hacia el punto de orígen de los carros y carretas. Otras veces cojo un autobús. Pero son pesadísimos. La gente tiene muy poca educación y se rié de tí en tus narices. Y ahora en invierno te contagian los resfriados y la gripe.
Una sola vez me ocurrió que, ni estaba mi colega ni había autobuses a esas horas, y tomando yo el camino de san Fernando, me crucé de frente con mi catorceava y última carreta, la más pequeña. Al comprobar que me la estaban robando, levanté el brazo enojado, le di el alto, se paró en seco, y ví bajar de ella saliendo huyendo a san Cristobal, que una vez tomó su carrerilla -como antes mi carretilla-, cogió algo de altura y se alejó volando con la llaves de mi carreta metidas en algún lugar oculto de sus alas. Tuve que hacerle a la más pequeña de mis carretas un puente, pero lo di todo por bueno. Quiérase o no tuve la suerte de cara encontrándome al chorizo de idem, y además me evité unos kilometrillos de cuestas arriba, de mejor allí te espero.
Estar loco creo que tiene algo que ver con el bricolaje, con el almacenaje o con la mecánica. Más concretamente: creo que el tornillo es la pieza clave.
Cuando te falta un tornillo, no hay ninguna duda de que efectivamente estas loco. De ahí la extrema importancia de guardar y sobretodo inventariar correctamente todas tus herramientas, sin olvidarte de ni la más pequeñita de las piezas -y bien que son pequeñas las puñeteras-, o, dicho de distinto modo, si te encuentras uno o varios tornillos sueltos cuidadosamente colocados en algún cenicero de los de casa, rocasa, o nuevas galerías, pendientes eternamente de volver a ser colocados en su sitio, cuando sepas ¡por fin! de dónde se había salido el susodicho, ten mucho ojito porque, aunque no te estés dando cuenta, lo cierto es que como te falta uno o más tornillos, necesitas y te vendrá de perlas contarle todo esto al siquiatra.
Yo siempre he dicho que estoy un poco majara y ahora que me sobran 14 o 15 tornillos. Sigo diciéndolo lleno de orgullo.
;-P
Abrazos:
Manuel