NO MIRES AQUí DENTRO
No mires aquí dentro
Mientras lo que amas se esfuma
Y se apagan todos los murmullos
Que dejaron lo últimos besos.
En vano es ya la espera
Que roza displicente con los días,
Aquellos en que vivías su nombre
Cubierto de follajes desnudos.
Para nada importa la resistencia
En tan minúscula batalla
Cuando te promulga la indulgencia
Con la bandera blanca del olvido.
No temas a la tierra yerma
Donde todos llegamos vencidos.
No será la única vez
Que el signo grave de la desidia
Sobre el mar cenizo de la fortuna
Te propicie con la tal agonía
De los párpados caídos.
No mires aquí dentro
Mientras no existan amaneceres,
Deja que se extingan todas las voces,
Que la carne se agote.
Posdata: poema cerrado por ciego.
Debe ser que estas horas de la madrugada son las más apropiadas para abrir los botecitos donde se guardan los versos y, casi sin querer, se nos derraman entre las duermevelas y los bostezos.