Revista Isla de Siltolá, (núm. 5-6)
He pasado la mañana en el hospital y cuando he vuelto me puse a releer el último número (5-6) de la revista Isla de Siltolá, una de las pocas alegrías que recibí mientras estuve ingresado.
Isla de Siltolá es el nombre de la revista de poesía, de la editorial casi homónima, que dirige Javier Sánchez Menéndez, desde Sevilla para el mundo. Pocas veces hemos visto que un editor cuide tanto los libros que publica; igual ocurre con la revista que, de entrada, nos ofrece un inédito de Juan Ramón Jiménez. Sólo por ello tendría que ser mencionada en cualquier lugar en el que se hable de poesía o de literatura.
Poemas de los consagrados Miguel d"Ors o Jacobo Cortines, junto a los de autores que me interesan más como Jesús Aguado, José Manuel Benítez Ariza, Miguel Vilas (excelente su poema "Amor"), Juan Bonilla, Jordi Doce o Julio José Ordovás. Y también una ocasión para continuar conociendo voces no tan habituales, pero que ya empiezan a sonar y muy bien, como Javier de Navascues, Olga Bernard, Alex Chico o Tomás Rodríguez Reyes. Capítulo aparte merecen las traducciones, de las que me han interesado muy especialmente las que hace Martín López Vega, de Vasko Popa, y la de Juan Manuel Macías, de Maria Polydouri, de los que no había leído antes nada.
Hay más poesía. Hay, por ejemplo, dos poemas míos: "El rey del rock"n roll" y "Tus ojos son los mismos".
Dentro de la sección de reseñas, con la que finaliza el libro, señalaría también un texto de Rafael Adolfo Téllez, "Oyendo a la tierra se aprende casi todo", que se nos presenta como una invitación a la lectura de Sueño del origen, el último poemario de Eloy Sánchez Rosillo. Todo lo que escribe Rafael A. Téllez es poesía, sea en prosa o en verso. Nos podrán incluso interesar más o menos sus temas, pero su lectura siempre es gratificante. Echo de menos un libro con las prosas del poeta, con su particular prosa poética, en la que todo está porque tiene que estar. Cuando escribe sobre un autor que le gusta, en este caso es así, transmite al lector toda la emoción que no siempre va a encontrar en el libro reseñado. Pero ese, claro, es otro cantar.
Qué tristeza cuando iba a tu blog para poder ver una entrada nueva y no había nada............un día, qué algría, unas pocas palabras pero tan duras que tampoco sentí alegría.Hoy,estoy contenta, ya me pareces tú como siempre,ofreciendo buena literatura y acertados comentarios. Un abrazo