Caballos de Troya
Los hemos introducido irreflexivamente en Troya: el caballo del funcionario vago y privilegiado; el del obrero de la construcción con nómina de banquero, Bugatti Veyron y chalé en primera línea de playa; el de los más de 400 000 políticos inútiles y paniaguados... Ahora, también somos Babel. Entretanto, afuera, los ejércitos del totalitarismo financiero, frotándose las manos, esperan a que, avanzada la noche, les abran las puertas, para acabar por sorpresa y sin apenas esfuerzo con la postrer resistencia de nuestra asediada y extenuada democracia.