Apología del terrorismo
A vosotros, poetas
"Quando dou pí£o aos pobres, chamam-me de santo, quando pergunto pelas causas da pobreza, me chamam de comunista."
Monseñor Hélder Cí¢mara
Quisiera ser un fiero guerrillero
Que, armado de la paz y la palabra,
El mórbido dolor que asola al mundo
Hiciese reventar, pleno de espanto,
En aras, ministerios y despachos
De obispos, gobernantes y banqueros.
Quebrar sus corazones diamantinos
Con pólvora y metralla de malaria,
Y el hambre de ese niño desahuciado
Que mama, sin futuro, de los pechos
Henchidos de miseria de una madre
Tan pobre que carece hasta de llanto.
Cargar contra sus sienes la penumbra
Del fúnebre fusil con el que engordan
Vendiéndolo a asesinos desalmados
Que, en nombre del mercado y dioses falsos,
Manchando están lo justo con la sangre
De inermes inocentes masacrados.
Echarlos a las redes de las sucias
Y hediondas alimañas proxenetas
Que, en cuerpo y alma, viles, prostituyen
El poco porvenir con el que cuenta,
Asida entre sus garras criminales,
La cándida mujer empobrecida.
Quisiera con la paz y la palabra
Y el éxodo y el llanto del poeta
Clavarles en los tímpanos y entraña
El quid de esa pregunta a la que nunca
Quisieron ni querrán rendir respuesta...
¿Por qué no hay ya zapatos para todos?
Mas no soy León Felipe, Otero o Cí¢mara
Sino un sumiso bardo pusilánime
Cagado de pavor ante la idea
De ver como se esfuman como el humo
Las sórdidas migajas con que pagan
Mi cómplice silencio esos gusanos.
Un abrazo, Rafa. Solo un tremendo abrazo. No me queda más que la palabra, pero te garantizo que la seguiré usando.