Apostasía del pacifismo en tiempos de fascismo y cólera
Prometo devolver golpe tras golpe
y no poner jamás la otra mejilla;
luchar a dentelladas con las hienas
glotonas que, ataviadas de cordero,
devoran con sadismo impune y fiero,
uno a uno mis derechos, la esperanza,
la paz, mi dignidad, la libertad,
el pan sobre la mesa, la justicia.
Prometo desterrar los eufemismos
de mi vocabulario: no llamar
banquero o empresario a los ladrones
de cuello blanco y golpes en el pecho;
político a los títeres cobardes
capaces de vender hasta su madre
por una galletita para perros;
soldado o policía a los violentos
esbirros de un sistema criminal,
que, ciegos, a patadas, nos empujan
camino del redil, del matadero;
jamás denominar ya democracia
a esta agria dictadura que se oculta
tras urnas de cristal adulteradas
por vendas en los ojos y mordazas
y las tinieblas lúgubres del miedo.
Prometo ser un lobo no un borrego;
y de llegar el caso, si es preciso,
tomarme la justicia por mi mano
frente a la impunidad de los que dictan
leyes a su medida sin respeto
alguno por el pueblo.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Lo prometo.