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"Tasas penitenciales"

El grotesco ayuntamiento que padecemos en Villafuentes de Perico basándose en multitud de leyes, interpretadas a su zafio modo, ha decidido cobrar una tasa de residuos industriales a todo tipo de organizaciones y asociaciones no lucrativas, entidades que no fabrican nada y, por tanto, no pueden generar residuos industriales de ninguna clase, dado que en el patriótico idioma español, que los muy patrioteros ediles -promotores de referendos anticonstitucionales- deberían defender a capa, como la del alcalde, y espada, la palabra industrial significa: 

1.adj. Perteneciente o relativo a la industria.
2.com. Persona que vive del ejercicio de una industria o es propietario de ella.

Se da el caso, además, de que dichas entidades no suelen ver con simpatía al tipo de industria que en la ciudad se soporta por el aquél del empleo.

Ítem más: algunas de esas entidades, por sus características y por reconocimiento de hacienda, están exentas de impuestos municipales. Pero no importa:

Cuando alguna de las afectadas ha elevado recurso se le contesta que nanay y que al contencioso-administrativo. Claro, como la tasa anual es de 60 euros de vellón y el meterse en pleitos, siempre de resultados inciertos, no garantiza nada y hay que empezar por proveer fondos para abogados y procuradores, pues no entran por ahí y se resignan. Con lo que la injusticia se instaura.

Hay un tipo de entidades que no sé si se ven afectadas por este abuso y, si alguien está informado, bueno sería que nos lo contara. Me refiero a las cofradías semanasanteras.

Poseen locales en los que se quema incienso y cera, se utilizan flores, se producen ruidos, ... -¿se quejan los vecinos?-; utilizan bandas para o pseudomilitares de música* (?) que torturan a diario a los vecinos de algunos barrios, ensayan con los pasos cuando el personal descansa sin escatimar en voces de capataces ni musiquitas (?) para el ensayo, y cuando llega una determinada fecha de primavera ocupan las calles de la ciudad con sillas, palcos y demás, entorpeciendo el normal desarrollo de la vida ciudadana. Por las tardes, las noches y las madrugadas, toda clase de jolgorio follonero se produce, volviendo a molestar a quienes tienen la mala suerte de vivir en las zonas por donde se mueven (¡y hay quien se queja del botellón...!).

Al día siguiente las calles están hechas un asco. Y cuando acaba la zarabanda el ayuntamiento, con el dinero de los impuestos de todos, procede a limpiar -sólo hasta cierto punto- la roña que la “penitencia” de unos pocos ha dejado esparcida.

Con el mismo dinero se pagan las horas extras del personal municipal que brujulea por allí, normalmente de uniforme y con amotos.

¿Qué nos cuesta a los ciudadanos en general el narcisismo de unos pocos? ¿Qué tasas por residuos penitenciales pagan las cofradías? Nos gustaría saberlo, insisto.

Sin entrar en si esas manifestaciones de encapuchados tienen la autorización pertinente para ocupar las calles, como se les exige a las de trabajadores, asociaciones y plataformas cívicas, etc., entiendo que en un país, cuya adicción al catolicismo disminuye a paso ligero, todo ese ruido, toda esa incomodidad, toda esa suciedad, todas esas horas extras deben pagarlas a prorrata quienes de ello se benefician: los cofrades y los comerciantes y hosteleros de las zonas en que se produce la juerga mística (sí, ya sé que alguno habrá que de verdad vaya en serio, pero me consta que eso es la excepción, dadas las formas habituales de vida de los cofrades, que el que tiene ojos para ver y oídos para oir, ve y oye).

Ello, como transición, porque lo suyo es que en un futuro -cuando la República Federal de España sea una realidad- una parafernalia penitencial, según sus adeptos, quede en la intimidad de sus cenáculos y de su psiquismo (es obvio que quien penitencia voluntariamente y con gusto se siente delincuente y quizá merezca algún tipo de análisis profesional).

Aunque la hostelería venda un poco menos.

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* “La música militar es a la música lo que la justicia militar es a la justicia”, reza uno de los pocos dichos sabios de la tradición de las españas.

manuel rubiales
manuel rubiales dice:
28/04/2006 11:12

Me sumo, con el agrado y la consecuente rebeldía del hereje, a todo lo que has comentado. Aún más, añado, a pesar de que me puedan linchar por las esquinas de Huelva, que también deberían pagar una tasa por extras de limpieza urbana todas las hermandades que peregrinan al cachondeo pseudoreligioso de El Rocio, esas que dejan, con sus lustrosos y maltratados équidos, las avenidas sembradas de moñigas, babas, vómitos, restos de aguardiente y latas de cerveza.

rafa leon
rafa leon dice:
28/04/2006 11:30

Pues ya somos tres. Un abrazo. Rafa.

alargaor
alargaor dice:
28/04/2006 14:50

Cuatro with me, coleguis.
El único estigma religiosadomaso que me queda es: que me sigue gustando mucho el estigma queen, je,je.
Ahora en serio, que sí, Miramamolín, que estoy contigo, que paguen las hermandades lo que ensucian sus hermanos. Y primos y afectos, a ser posible, quedemos exentos.
Y que no se pueda fumá si se va de capataz.
De costalero si...¡Cojéhlo!