Cintura
Dicen que la Mesa de la Ría ha muerto. No creo. Pero sí que anda tocada en la línea de flotación. Y lo peor es que ha sido desde dentro. Como otras veces: a los movimientos sociales nos falta inteligencia política, cintura. Y otras cosas: generosidad y capacidad de alianzas con los que bregan en la misma dirección. No es la primera vez que pasa: sobre las Plataformas, Foros y Mesas pende siempre esa espada de Damocles, esa dificultad para las alianzas, para los objetivos a largo plazo. Estamos habitando un espacio nuevo, aprendiendo a hacer otra política: es complicado. Pero es evidente que las viejas maneras políticas no sirven. Así que también los partidos han de reaprender las reglas de juego, remover sus estructuras y sus seguridades. No se si la Mesa de la Ría ha muerto o sólo tiene un gripazo de aupa. Pero de cualquier manera podría servirnos: a los movimientos sociales para mostrar, en adelante, más cintura política (todos hacemos política, no nos engañemos); a los partidos para ir descubriendo y entendiendo nuevas formas políticas. En cualquier caso, con Mesa o sin ella, queda pendiente la reclamación ciudadana de una Huelva más limpia, de una Ría sin vertidos, de una Industria compatible con el medio ambiente. Esas demandas ciudadanas están más allá de las torpezas de unos y otros, más allá de las organizaciones y los partidos: nadie debe apropiarse de esa voluntad. Aprendamos de los errores y a seguir luchando, queda mucho por hacer en el terreno ambiental.
En efecto, Gonzalo, así es. Es preciso que todos reflexionemos y seamos capaces de no tener miedo a caminar codo a codo cuando tratamos de dirigirnos al mismo sitio por miedo a resultar contaminados por los malos humos de la política. Es cierto que los partidos políticos todos son, a día de hoy, estructuras cerradas en sí mismas y sin apenas relación con la realidad cotidiana que sufren los cuidadanos, que deben abrirse, que deben idear otras formas... Pero no es menos cierto que los ciudadanos, organizados o no, deberían hacer un esfuerzo, aun a riesgo de terminar finalmente defraudados, para aprovechar e impulsar cualquier atisbo que haya de pueda producirse una de esas pequeñas aberturas. En tanto dos caminan en la misma dirección ¿por qué no aprovecharse las fuerzas del uno por el otro para ir desbrozando la maleza? Siempre habrá tiempo de separarse cuando las metas comiencen a vislumbrarse distintas. Yo también espero que la Mesa de la Ría sólo esté pasando un mal catarro. Pero ya han muerto en esta ciudad muchas iniciativas ciudadanas que por no contaminarse de la enferdad de lo político -y ciertamente, repito, lo político está enfermo- han terminado viéndose afectados por el cáncer imparable del miedo al que dirán.
La Mesa de la Ría es muy necesaria, pero los partidos políticos, dadas las estructuras sobre las que actualmente se asienta la vida social, también. Es responsabilidad de todos dignificar esas estructuras con el esfuerzo del día a día y asumiendo el riesgo que siempre supone la valentía.
Un abrazo
Rafa