Dinamo de buje Schmidts SON 28
En una ruta como la CicloLitoral, de varias semanas de duración y durante la cual vamos haciendo y publicando diariamente fotos, vídeos y crónicas, además de consultar frecuentemente nuestra posición GPS, mapas dinámicos, buscadores y páginas de Internet, el correo electrónico, etc. resulta esencial disponer de la mayor autonomía energética posible. Hasta el momento habíamos apostado por las miniplacas solares, pero la nublada y lluviosa ruta del año pasado (litoral cantábrico) nos obligó a pensar en otra opción que no nos hiciera depender tanto de nuestro amigo Lorenzo. ¿Y qué mejor opción que obtener la energía de nuestro propio rodar?
Así surgió nuestro interés por las dinamos. Al principio nos echaba un poco para atrás la resistencia añadida que podría generar a nuestro pedaleo, especialmente si tenemos en cuenta que no somos grandes deportistas y que una ruta de mil kilómetros, llena de cuestas y cargados de alforjas, tienda, saco, aislante,... ya es de por sí bastante agotadora. Por otro lado, también nos preocupaban las maniobras de encendido y apagado de la dinamo (ni queríamos tener que parar cada dos por tres, ni tener que adoptar posturas forzadas y peligrosas), así como la posibilidad de cargarnos el móvil y/o batería por sobretensión en las cuestas abajo largas y pronunciadas.
Por fortuna, tras estudiar el asunto en profundidad, descubrimos que además de las dinamos de llanta de toda la vida, también existían dinamos de buje, que las más modernas y avanzadas de este tipo evitan toda posibilidad de sobretensión y ofrecen una resistencia mínima al pedaleo.
¡Problemas resueltos!
\ ;-)
Además, había una en particular, la Schmidts SON 28, que destacaba por encima del resto, con resistencias equivalentes a subir diez centímetros por kilómetro cuando no está generando electricidad y menos de un metro por kilómetro cuando está a pleno rendimiento. Y, por si fuera poco, su garantía cubre los primeros 50.000 km que hagamos, así que aunque no es barata, tenemos dinamo para rato..
Más información: Nabendynamo SON 28
Besos y abrazos,
Manuel
Así surgió nuestro interés por las dinamos. Al principio nos echaba un poco para atrás la resistencia añadida que podría generar a nuestro pedaleo, especialmente si tenemos en cuenta que no somos grandes deportistas y que una ruta de mil kilómetros, llena de cuestas y cargados de alforjas, tienda, saco, aislante,... ya es de por sí bastante agotadora. Por otro lado, también nos preocupaban las maniobras de encendido y apagado de la dinamo (ni queríamos tener que parar cada dos por tres, ni tener que adoptar posturas forzadas y peligrosas), así como la posibilidad de cargarnos el móvil y/o batería por sobretensión en las cuestas abajo largas y pronunciadas.
Por fortuna, tras estudiar el asunto en profundidad, descubrimos que además de las dinamos de llanta de toda la vida, también existían dinamos de buje, que las más modernas y avanzadas de este tipo evitan toda posibilidad de sobretensión y ofrecen una resistencia mínima al pedaleo.
¡Problemas resueltos!
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Además, había una en particular, la Schmidts SON 28, que destacaba por encima del resto, con resistencias equivalentes a subir diez centímetros por kilómetro cuando no está generando electricidad y menos de un metro por kilómetro cuando está a pleno rendimiento. Y, por si fuera poco, su garantía cubre los primeros 50.000 km que hagamos, así que aunque no es barata, tenemos dinamo para rato..
Más información: Nabendynamo SON 28
Besos y abrazos,
Manuel